Desde que el naturalista y geólogo alemán Alexander von Humboldt, fallecido el 6 de mayo de 1859, visitara Ecuador en 1802, miles de investigadores han seguido sus pasos atraídos por los glaciares majestuosos de los volcanes que llevan nombres como Cotopaxi, Chimborazo o Cayambe.
Los científicos que los estudian prefieren no especular sobre cuantas décadas quedan para que los visitantes puedan disfrutar de los glaciares que coronan estos volcanes. Dicen que hay demasiada incertidumbre. Pero están preocupados porque muchos se están reduciendo a un ritmo verdaderamente alarmante.
Un estudio del vulcanólogo ecuatoriano Bolívar Cáceres, que se publicara este año, señala que los glaciares del país han perdido el 40 por ciento de su superficie entre 1956 y 2006, como lo llego a apreciar en su momento (1802), el viajero y estudioso de las ciencias naturales Alexander von Humbodt, quien decía que ese fenómeno se debía al movimiento de las cordilleras.
Hubo una clara aceleración desde la década de los 80, lo cual es consistente con lo que esta pasando con los glaciares tropicales en otras partes de America del Sur y del mundo.
El celebre explorador alemán Alexander von Humboldt logró, gracias a sus amplios conocimientos científicos, recopilar y publicar enorme cantidad de información durante sus viajes y exploraciones a la Península Ibérica, América Latina y Asia central.
Alexander Friedrich Heinrich von Humboldt nació el 14 de septiembre de 1769 en Berlín. Sus padres fueron Holwede von Humboldt y Marie Elizabeth Colomb. Sus primeros estudios los curso en Berlín y en el castillo de Tegel, propiedad de su padre. Contra su voluntad, estudio “Cameralistica”, que incluía una gama de conocimientos genéricos, que no obstante, le otorgaron una serie de nociones que le fueron útiles posteriormente.
Hacia 1787, se matriculó en la Universidad de Franckfurt del Oder, donde estudió ciencias administrativas; después en Gotinga, y en 1791, en la Academia de Minería de Freiberg, como discípulo de mineralogía de Gotlob Werner, reconocido por sus conocimientos en esa ciencia, y en donde tuvo como compañeros a Andrés Manuel del Río y a Horacio de Saussure.
Impulsado por su gran curiosidad científica, Humboldt realizó, por su cuenta, estudios sobre los más variados temas: botánica, magnetismo, química, fisiología y español. Como hombre de ciencia alcanzó prestigio inigualado y su presencia fue reclamada por casi todos los soberanos de Europa. Con Georg Forster visito Inglaterra, Bélgica, Holanda y Francia, en 1790. En 1799 obtuvo autorización del rey de España para su expedición a America del Sur.
Recorrió el curso del Orinoco y descubrió su unión con el Amazonas, escalo el Pichincha y el Chimborazo en el puerto del Callao observo el transito de Mercurio. Tuvo la oportunidad de conocer a Georg Forster, compañero de Cook en el segundo viaje que realizo alrededor del mundo, y se entusiasmó al escuchar las descripciones que hacia de las islas del Mar del Sur, lo que influyó en su naciente vocación de viajero y geógrafo.
En Francia, conoció a Aime Bonpland, quien sería su compañera en muchos de sus viajes. En su compañía, visito España, país que en parte recorrieron a pie, y donde Humboldt obtuvo permiso de Carlos IV para visitar “sus posesiones” en America. Humboldt visitó America entre 1799 y 1804, empezando por Venezuela, país que recorrió durante 16 meses.
Después de una estancia de varios meses en Cuba, volvió al continente, en 1801, para iniciar una exhaustiva expedición por ríos, cumbres y valles. Así, subiendo y bajando, caminando muchas veces o navegando ríos, viajo hacia el Pacífico, a través de Colombia, Perú y el Ecuador, hasta llegar al Callao, Perú.
El 22 de marzo de 1803 llego al Puerto de Acapulco, donde inició el primero de sus viajes de estudios en México, donde realizó varias observaciones termo barométricas; determino longitudes y latitudes de muchísimos puntos, efectúo estudios geológicos y mineralógicos, y según su costumbre, hizo múltiples anotaciones sobre la flora y la fauna de las diversas regiones. Asimismo, realizó numerosas giras cortas por el Valle de México; una de ellas en compañía del virrey José de Iturrigaray, al túnel de Nochistongo.
Durante su estancia en México desarrolló en el Colegio de Minería dibujos sobre diversos asuntos, análisis, ensayos, clasificaciones, cálculos y demás trabajos de gabinete relacionados con sus observaciones previas. Ya próximo a terminar su permanencia en México, Humboldt redactó para uso de los alumnos, una introducción a la Pasigrafía geológica, misma que fue editada en 1805, como parte de los Elementos de Orictognosia. Además de vender al Colegio de Minería parte de sus instrumentos.
Con sus viajes y observaciones posteriores en Asia Central, Humboldt contribuyo al desarrollo de la climatología, la biogeografía, la vulcanografía y el magnetismo terrestre.
Como resultado de sus viajes, Alexander von Humboldt escribió numerosos volúmenes en que registra sus observaciones, mediciones e investigaciones y conforman una síntesis de todas las ciencias conocidas hasta entonces, entre los que destaca “Kosmos”" (4 volúmenes 1845-1858 y uno mas en 1862).
Asimismo, en “Ensayo sobre la geografía de las plantas”, Humboltd reúne una colección de observaciones astronómicas; “Colección de observaciones de zoología y anatomía comparadas” (en colaboración con Cuvier, Valenciennes, Latreielle y Gay-Lussac) y “Fragmentos de geología y climatología asiáticas”.
Todos estos trabajos realizados en México y en toda America fueron divulgados a través de Europa a todo el mundo científico en su libro “Viaje a las Regiones Equinocciales del Nuevo Continente”, publicación que comenzó en 1807 y concluyo en 1834, y constituye uno de los monumentos de la ciencia geográfica.
Alejandro de Humboldt, quien fuera naturalista, geólogo, mineralista, astrónomo, sismólogo, vulcanólogo, demógrafo y explorador, llamado en su época “el Aristóteles moderno” debido a sus profundos conocimientos en los mas diversos ramos del saber humano, falleció el 6 de mayo de 1859 en Berlín, Alemania.
Publicado originalmente en En EL Show (México)