Recientemente, se ha cumplido el 20 aniversario del anuncio de los dos científicos que aseguraron haberlo conseguido, aunque los errores cometidos llevaron a desprestigiar esta área de trabajo. A pesar de ello, científicos en todo el mundo siguen investigando y han logrado interesantes avances en el camino para aprovechar este sistema a escala industrial y satisfacer las cada vez más altas demandas energéticas mundiales. Precisamente, en este vigésimo aniversario, y en la misma ciudad del anuncio fallido, otros científicos han anunciado sus avances al respecto.
Científicos del SPAWAR, el centro de investigación de la Marina de los Estados Unidos (EE.UU.) en San diego, California, han anunciado recientemente lo que consideran una "evidencia significativa" de reacción nuclear de baja energía (LENR en sus siglas en inglés), conocida popularmente como "fusión fría".
El sistema trata de conseguir la energía liberada por la fusión de átomos ligeros, una reacción que produce un núcleo más pesado. La fusión nuclear se produce de forma natural en las estrellas, pero en unas condiciones de presión y temperatura muy elevadas. Varios países de todo el mundo están invirtiendo miles de millones de euros en el proyecto ITER, con el objetivo de contar, dentro de unos años, con un reactor experimental que permita lograr esta fusión "en caliente" y demostrar su viabilidad como fuente de energía. Por su parte, la "fusión fría" trataría de llegar al mismo resultado que la "fusión caliente", pero a temperatura ambiente y de forma mucho más sencilla, económica y limpia, lo que además dejaría obsoletas a las centrales nucleares convencionales basadas en la fisión.
La "fusión fría" dejaría obsoletas a las centrales nucleares convencionales basadas en la fisión
Uno de los componentes del equipo del SPAWAR, la química analítica Pamela Mosier-Boss, explica que han utilizado un electrodo compuesto de níquel o de cable de oro en una solución de cloruro de paladio mezclada con deuterio (agua pesada). Al pasar una corriente eléctrica, se provoca una reacción. Los científicos han utilizado un plástico especial, CR-39, para capturar las partículas de alta energía y contar con evidencias de neutrones, lo que probaría que se ha producido una reacción de fusión nuclear.
La idea no es nueva, y para desgracia de los científicos que trabajan en este campo, los precedentes han supuesto una rémora. Precisamente, la fecha del anuncio de los investigadores del SPAWAR, 23 de marzo, y el lugar de la presentación, Salt Lake City, en Utah, EE.UU., fueron también elegidos, hace 20 años, por Martin Fleischmann y Stanley Pons. En aquella ocasión, estos dos científicos afirmaron haber logrado un experimento simple que permitiría lograr la fusión fría. Pero cuando otros científicos en todo el mundo trataron de reproducir en vano los resultados, y se fueron conociendo los errores cometidos, el interés inicial se transformó en descrédito, no sólo para estos dos científicos, sino para todo este campo de investigación.
Sin embargo, dos décadas después, "el rechazo se ha suavizado muchísimo", según el catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) Carlos Sánchez López, responsable en aquella época del único experimento español de fusión fría. En este sentido, afirma que merece la pena seguir los progresos del grupo del SPAWAR, ya que "lleva en el tema muchos años y con resultados y experimentos muy sobresalientes".
¿Funciona ya la fusión fría?
El anuncio de los investigadores del SPAWAR no significa que se cuente ya con un sistema consolidado de producción de energía. Como explica el profesor Sánchez, muchos grupos, incluido el suyo, han logrado la "fusión fría", pero el problema es que todavía resulta aleatorio que un experimento funcione o no: "Desde el punto de vista científico, no sirve hasta que no se logre su reproducibilidad, es decir, que todos los científicos puedan obtener los mismos resultados realizando el mismo experimento. Pero estoy seguro de que llegaremos." En caso de lograrlo, el siguiente paso sería que el sistema produjera más energía de la que necesita para funcionar y de forma económica, de manera que pudiera ser utilizado a escala industrial.
Asimismo, algunos expertos recuerdan que, si bien el sistema es más limpio que el empleado en las actuales centrales nucleares de fisión, no es inocuo: las futuras plantas de fusión tendrían que controlar la radiación de neutrones que se emiten y los residuos producidos en el proceso. Eso sí, la vida media de dichos residuos sería corta, ya que en medio siglo no serían peligrosos, y en 300 años prácticamente inertes, frente a los miles de años de radiactividad de los residuos producidos en las actuales centrales.
Por otra parte, la falta de materiales del sistema o su carestía también podrían suponer otro problema. En este sentido, la primera reacción económica tras el anuncio, hace 20 años, de los científicos Fleischmann y Pons, fue la subida del precio del paladio, uno de los elementos de su aparato.
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