Este hito histórico demuestra por primera vez la capacidad de la medicina regenerativa para generar células que puedan reemplazar a otras enfermas y así corregir patologías. Nadie hasta ahora lo había conseguido, pero ha sido un equipo de científicos español del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona (CMRB), liderado por Juan Carlos Izpisúa, el que ha demostrado, por vez primera en humanos, la curación de una célula enferma —de anemia de Fanconi— mediante la tecnología iPS. "Esta prueba de principio es en cierta manera un hito que abre las puertas de par en par a la medicina regenerativa", asegura a GACETA MÉDICA el propio Izpisúa.
La técnica de la reprogramación inducida ha supuesto una auténtica revolución en muchos ámbitos de la biomedicina. Al permitir obtener células madre muy parecidas a las embrionarias (llamadas células con pluripotencia inducida, o iPS, por sus siglas en inglés) partiendo de células de la piel de cualquier individuo, inmediatamente se hizo evidente su gran utilidad para generar modelos de enfermedad (ver GM nº 273). Disponer de ellos puede proporcionar una herramienta muy valiosa para estudiar los mecanismos por los que se produce la patología, o para probar fármacos que puedan combatir la enfermedad.
Sin embargo, la estrategia que se emprendió en el CMRB hace ahora unos dos años fue diferente. "Nosotros nos planteamos utilizar la tecnología de la reprogramación inducida para generar células que pudieran ser utilizadas en un futuro para reemplazar las células alteradas o perdidas en un paciente. Para ello, habría que corregir la enfermedad en esas células ya que, en muchos casos, volver a poner células enfermas en el paciente no mejoraría su enfermedad", explica el investigador,
Para este proyecto, utilizaron células de piel (fibroblastos y queratinocitos) de personas con anemia de Fanconi (AF), una enfermedad en la que la mutación de un solo gen hace que los pacientes frecuentemente pierdan sus células madre hematopoyéticas, una condición conocida como aplasia medular. El tratamiento actual para la aplasia medular en estos pacientes es el trasplante de células madre hematopoyéticas sanas, procedentes de médula ósea o sangre de cordón umbilical de un donante compatible y, a ser posible, familiar del paciente.
Por este motivo, su propósito fue desarrollar una estrategia mediante la que se pudieran obtener células iPS sanas de estos pacientes, y usarlas para producir células madre hematopoyéticas, que serían asimismo sanas y totalmente compatibles (al ser genéticamente idénticas) con los mismos. Para ello han trabajado en estrecha colaboración con los laboratorios de Juan Bueren en el Ciemat de Madrid y Jordi Surrallés en la Universidad Autónoma de Barcelona, dos grupos españoles de referencia mundial en el campo de la AF.
Principal problema
El principal problema con el que se encontraron, como explica Ángel Raya, profesor de investigación del Icrea (Instituto Catalán de Investigación y Estudios Avanzados) en el CMRB y primer firmante del estudio, fue debido a la combinación de terapia genética con reprogramación, con producción de iPS. "Es un trabajo logísticamente complejo porque son todo elementos que funcionan pero no de forma muy óptima y que cuando los pones juntos la probabilidad de que salga es muy pequeña. Han sido muchos ensayos, muchas optimizaciones hasta lograr la mezcla adecuada de protocolos para que pudiera funcionar", asegura.
"En este trabajo demostramos que esto es posible, y cómo hacerlo", confirma Izpisúa, también es investigador del Laboratorio de Expresión Genética del Instituto Salk, en La Jolla (California, Estados Unidos). Los datos del mismo, realizado con muestras de seis pacientes con esta rara enfermedad, aparecen publicados esta semana en la revista Nature.
Estas investigaciones representan un importante paso adelante en el desarrollo de nuevos tratamientos de medicina regenerativa, ya que demuestran por primera vez desde el descubrimiento de las células madre humanas, que la estrategia de utilizar células iPS para curar una enfermedad es posible.
Pero, no hay que olvidarse de que el resultado obtenido es la curación de una enfermedad in vitro. Sin embargo, e independientemente de la demostración de la viabilidad de esta tecnología para curar, "aún queda un largo camino por recorrer hasta que este tipo de estrategias puedan ser utilizadas para tratar pacientes de una manera eficiente y segura", insiste.
Mejorar y ampliar
De cara al futuro el equipo español trabaja ya en dos proyectos activos en el laboratorio: uno, siguiendo con esta misma enfermedad, enfocado a depurar el proceso para acercarlo más a la clínica. Así, aunque todavía en fase muy básica, se busca eliminar los dos problemas que presenta este tipo de tecnología: hacer células que no sean tan tumorogénicas o en las que se pueda controlar la tumorogénesis, y generar progenitores hematopoyéticos que sean más parecidos a la célula madre hematopoyética del adulto.
El otro proyecto va dirigido a extrapolar la tecnología mediante un protocolo más limpio a diez enfermedades y está enfocado a crear modelos de enfermedad. "Se han elegido porque son enfermedades que o bien el disponer de células iPS puede dar un buen modelo de investigación o bien se pueden corregir mediante células iPS", cuenta Raya.
Las enfermedades para las que están creando modelos basados en células iPS en estos momentos son: neurofibromatosis tipo 1, fibrosis quística, distrofia muscular de Duchenne, osteogénesis imperfecta tipo IV, anemia falciforme, hipercolesterolemia familiar, y enfermedades de Pompe, Wilson, Tay-Sachs y párkinson familiar.
Publicado originalmente en Gaceta Médica