Las probabilidades de que usted lo haya sentido son bastante altas. Y más de una vez.
Una fragancia se desliza por sus fosas nasales, y despierta en usted imágenes que han estado archivadas durante décadas en su cerebro.
Es un camino cuyo descubrimiento le ganó el Nobel a varios químicos investigadores, una senda que continúa agregando conocimientos sobre la mecánica cerebral, especialmente esa que tiene que ver con nuestras memorias; parte esencial de lo que somos, ya que sin nuestros recuerdos es imposible colocarnos en el espacio y el tiempo que nos corresponde.
Por ello, el nuevo estudio es tan importante. Perder la memoria puede ser uno de los traumas más intensos y provocativos por el que pueda atravesar un ser humano.
“Muchos piensan que es como nacer otra vez, pero no es así, a menos que nazcas en una completa y oscura pesadilla”, expresó para El Caribe Amy Armentrout, de la Universidad de Pittsburgh.
En esta ocasión, científicos de la Universidad de Duke han experimentado con ratones anestesiados.
Los resultados de la investigación confirman uno de los modelos más elegantes en el cerebro, ese camino del olfato de nuestra red neuronal que no sólo despierta recuerdos, sino que también consolida estas memorias entre las neuronas y las convierte en recuerdos a largo plazo.
“Estamos muy familiarizados con este sentimiento.
Entramos a una habitación y, de repente, un olor activa en nosotros recuerdos de una persona en la que no hemos pensado por años, quizás desde nuestra infancia.
Pues, precisamente, lo que deseamos es comprender este fenómeno a nivel celular”, explicó en el Diario de Neurociencias, donde fueron publicados los resultados, el doctor Stephen Shea, autor líder del experimento.
Por supuesto, para lograr obtener estos resultados, los neurólogos debían utilizar el camino del olfato hasta las neuronas para crear nuevas memorias en ratones de laboratorio.
Para que los resultados fueran concisos, los científicos decidieron crear las memorias mientras los ratones estaban sedados, de esa forma, al despertarlos, comprobarían si el recuerdo fue sellado en el cerebro y cómo ocurrió el proceso a nivel de las células.
“Nuestro trabajo es único porque nos permite examinar lo que forma una memoria a nivel celular, evaluar cómo cambia una neurona luego de que se forme una memoria y aprender también cómo este recuerdo afecta la conducta humana”, explicó Shea.
El papel de los químicos
Para cada emoción humana, existe un químico que la produce.
Por supuesto, el Homo sapiens no funciona sólo con la biología de su organismo, el medio ambiente actúa como un intenso impulsor de transformaciones, no sólo conductuales sino también en el genoma.
De hecho, estudios recientes aseguran que el impulso que antes representó la presión de la selección natural en la evolución, ha sido reemplazado por la cultura en las sociedades humanas.
Cuando usted atraviesa por un momento social intenso, que pueden ir de la excitación al miedo, un químico llamado noradrenalina, es liberado por el cuerpo.
Los investigadores usaron este químico para crear las memorias en ratones dormidos.
Este químico no sólo forma memorias de eventos intensos sino que también crea cambios en el bulbo olfativo cerebral, el centro que procesa todos los olores.
“Para que un animal forme y consolide una memoria deben estar presente tanto la noradrenalina como el estímulo que la formó, en este caso, el olor”, expresó Shea.
La neurona transforma su alambrado
Los ratoncitos fueron sedados y un electrodo en sus cerebros estimulaba la liberación de la noradrenalina. Junto al químico también desplazaban bajo el hocico del roedor dos olores distintos, uno de la orina de otro ratón y otro del algún alimento.
“Cuando el animal duerme, es posible ver la creación de la memoria, la neurona cambia su alambrado para almacenar el recuerdo.
Así, cuando el animal se despierte podemos comprobar si aprendió algo”, explicó.
Los científicos observaron un 40% de reducción en la activación de la neurona cuando la noradrenalina era liberada, lo que sugiere que una memoria fue creada.
Un día después, cuando los ratones despertaron, comprobaron que habían retenido el recuerdo por la forma en que se comportaban alrededor de los olores.
Publicado originalmente en El Caribe (República Dominicana)