Los astrónomos buscaban supernovas, explosiones extraordinarias que despiden a una estrella y muchas veces dan paso al nacimiento de un agujero negro, pero descubrieron algo distinto.
Ciertamente, no debe sorprendernos la idea de descubrir periódicamente nuevos objetos espaciales, sólo el tamaño del Universo debe darnos una pista sobre esta inagotable posibilidad.
No obstante, los cincuenta nuevos objetos observados por el Sloan Digital Sky Survey y analizados por astrónomos de varias universidades, están muy cercanos a nuestro Sistema Solar, lo que hace el descubrimiento mucho más interesante y espectacular.
Cada tres días, el observatorio en Nuevo México, inspeccionaba regiones sureñas del cielo que los astrónomos analizaban mediante comparaciones.
Ha sido mediante uno de estos rigurosos estudios que ha salido a relucir los nuevos objetos observados, algunos de ellos tan grandes que sugieren un equivalente al cinturón de Kuiper alrededor de nuestro Sol.
El equipo liderado por el doctor Andrew Becker, de la Universidad de Washington, anunció el descubrimiento de por lo menos cincuenta nuevos cuerpos del tamaño de asteroides en regiones exteriores al Sistema Solar, en un lugar conocido como “Stripe 82”.
“La palabra que mejor lo describe es: helado. Es cierto que la mayoría de los objetos pertenecen al cinturón de Kuiper, una banda de rocas gélidas que rodea nuestro Sistema Solar, pero también hubo sus sorpresas”, explicó la doctora Lynne Jones, coautora del experimento.
Parte de las sorpresas se encuentra en el hallazgo de unos nuevos “troyanos neptunianos”, asteroides que comparten las mismas órbitas de sus planetas.
El doctor Becker explicó que Júpiter, por ejemplo, tiene muchos troyanos como éstos. “Sospechábamos que hallaríamos algunos alrededor de Neptuno, esta es la primera vez que han sido detectados”, dijo.
Pero la gran sorpresa de la investigación ha sido un cuerpo escarchado a unos dos mil millones de millas de nuestro planeta y mucho más cercano al Sol que Neptuno que ha emprendido un viaje que lo llevará a unos 150,000 millones de millas de este vecindario.
Parecido indiscutible con el objeto “sedna”
Sedna fue descubierto en el 2003 y ahora los investigadores piensan que puede provenir de la misma región que el nuevo objeto descubierto, cuyo nombre aún no ha sido cambiado del 2006 SQ372.
La diferencia, bastante grave de acuerdo con los científicos, es que Sedna ha permanecido en una órbita estable por miles de millones de años, no obstante, la roca interactuará con uno de sus más grandes vecinos y esta actividad lo enviará en una dirección imprecisa lo que deja su futuro difícil de predecir.
Mientras tanto, los astrónomos piensan que tanto Sedna como el nuevo objeto representan los primeros en provenir de la nube de Oort, una reserva enorme de material cometario en el exterior del Sistema Solar.
Cometa sin una cola
El helado objeto no es un asteroide normal. Su diámetro se encuentra entre las 30 ó 60 millas y es, probablemente, una “mezcla entre hielo y roca”, asegura Becker.
“El objeto nunca se acerca lo suficiente al Sol como para desarrollar una cola”.
Pero las noticias astronómicas sufren, precisamente, de hablar de gigantescas distancias y ciclópeas cantidades de tiempo. Para nosotros, simples animales terrestres, es imposible mantener la perspectiva cuando nos hablan de algo que ocurrirá en 180 millones de años.
Y es esta cantidad de años que esperan los astrónomos transcurra hasta que el objeto abandone su órbita y se acerque, peligrosamente, a Neptuno y a Urano.
Publicado originalmente en El Caribe (Rapública Dominicana)