La obtención de gas natural (biogás) y abono orgánico a partir de la descomposición del estiércol de los animales es la nueva tendencia ambiental de las industrias. La técnica se denomina biodigestor.
El biogás obtenido puede sustituir a la electricidad, al gas propano y al diésel como fuente energética. Por esta razón es aplicable tanto en industrias como en comunidades y viviendas.
El biodigestor emplea las excretas de ganado vacuno y porcino. Este proceso evita que los desperdicios vayan a parar a las aguas de los ríos, esteros o terrenos baldíos. Pero cómo funciona un biodigestor: imagínese una botella gigante de plástico con dos orificios en los extremos: uno de entrada y otro de salida. Estos están conectados a dos tuberías. Por la una ingresan los desechos orgánicos.
Una vez que se ha cumplido el proceso de descomposición, el biogás sale por la segunda tubería, pero mezclado con vapor de agua.
En el interior de un biodigestor cerrado herméticamente y sin la presencia de oxígeno, se libera energía producida por la descomposición de la materia orgánica (estiércol, residuos agrícolas...).
Una publicación del Ministerio de Electricidad y Energía Renovable señala que para elaborar un biodigestor comunitario, las dimensiones del recipiente pueden ser de 10 metros de largo y uno de diámetro. Este tipo de biodigestor sirve para proporcionar gas doméstico a una familia de cinco personas. Se requiere el estiércol de cinco reses o 10 cerdos. Su elaboración cuesta unos USD 150.
Este recipiente se llena de agua no potabilizada hasta la mitad. Luego se agrega el estiércol o residuos agrícolas. La mezcla debe ser 60% de agua y 60% de residuos orgánicos. La temperatura debe ser superior a los 35 grados centígrados en el interior.
El biogás que sale del digestor está saturado de vapor de agua. A medida que se enfría la emanación se condensa en las cañerías. Por esta razón estas tuberías deben ser instaladas con trampas de agua en donde el líquido se almacena y se extrae con facilidad.
Pero el biodigestor no solo se aplica de forma comunitaria. Ahora es aprovechado por las grandes industrias. Según Wilmer Pérez, gerente de Gestión ambiental de Pronaca en Santo Domingo, esta compañía es la pionera en Ecuador en la aplicación de esta técnica. Pronaca requería tratar los desechos que produce su planta de faenamiento en la parroquia Valle Hermoso.
La compañía desposta 60 000 pollos y 700 chanchos por día. Esta actividad genera residuos (estiércol y otros desechos orgánicos).
La construcción de un biodigestor gigante fue la solución que esta empresa encontró. De esta forma se aprovecha el biogás y el agua que se evacúa por las tuberías sale sin ningún tipo de olor y vuelve a las piscinas de oxidación para un tratamiento adicional, antes de su evacuación al exterior.
Plablo Moreta, constructor de la obra civil, dijo que el biodigestor tiene 11 000 m3 de volumen. Sus dimensiones son de 65 m por 65 y 7 de profundidad. La base de este biodigestor es de concreto. Sus paredes y cubierta están forradas de geomembrana. A este se sumarán otros seis biodigestores.
En una primera etapa, el gas natural que se obtiene en el primer biodigestor de Pronaca se combustiona. En el futuro se planea su utilización para obtener energía para su planta de faenamiento de pollos y cerdos. Los residuos que quedan en el piso del biodigestor se pueden dragar cada ocho años.
Sin embargo, estesistema tiene detractores. 17 moradores de Valle Hermoso interpusieron un amparo constitucional en contra de la construcción de los biogestores. Los vecinos argumentan el peligro de una explosión de gas, la contaminación del aire con olores nauseabundos y la polución de fuentes subterráneas de agua y los ríos. Pero la petición fue negada en el Juzgado de lo Civil de Santo Domingo de los Tsáchilas.