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España conquistó la cultura Quitu

Los trabajos arqueológicos establecen que no hay vestigio de una ciudad incaica bajo Quito; sin embargo, ese pueblo dominó políticamente a los quitus.

Publicado: Jueves, 6/12/2007 - 20:17  | 11728 visitas.

Reconstrucci�n de una tumba quitu
Reconstrucción de una tumba quitu
Imagen: Agencias / Internet


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Una visita a los sitios arqueológicos Rumipamba y La Florida basta para desmoronar lo aprendido en la escuela e incluso en la Universidad respecto de la historia prehispánica de Quito.

Los dos son los principales hallazgos precolombinos en la actual zona urbana de Quito y, según la interpretación de científicos, develan que la llegada de los incas a estas tierras no suplantó culturalmente a los quitus.

“La conciencia social de nuestro pueblo lleva a decir que todo lo antiguo es inca, pero no hay tal”, señala Hólger Jara, arqueólogo y jefe de Investigación del Fondo de Salvamento de Patrimonio Cultural (Fonsal).

El Mapa Arqueológico de Quito, que es levantado por ese ente, precisa que apenas el 3% del material cultural hallado en 3 500 sitios arqueológicos de la ciudad es de filiación inca.

“Eso significa que su presencia fue temporalmente corta y no tan fuerte como se cree. Lo cierto es que ellos llegaron y construyeron sus pucarás (estructuras militares incas en las cordilleras que circundan a la actual urbe) y dominaron política y militarmente, pero no culturalmente”. Según los estudios, la mayor parte de la cultura hallada por España fue quitu.

El historiador Juan Paz y Miño refiere que “la presencia inca en el Ecuador fue tardía, porque se realizó durante la segunda mitad del siglo XV, de manera que el incario tenía como máximo unos 60 años de ocupación del territorio ecuatoriano, más en el sur que en las regiones del norte”.

Los arqueólogos hemos excavado casi todo el Centro Histórico, a nivel de los monumentos religiosos y, con toda sinceridad, dice Jara, científicamente no hemos hallado muros ni evidencia de una gran ciudad inca.

“Los arqueólogos nos resistimos a aceptar que los atrios de Carondelet, San Francisco, Sagrados Corazones o La Merced tienen bases incas. Quienes conocemos la arquitectura inca sabemos que ellos nunca utilizaron el mortero de cal y arena”.

Según el Mapa Arqueológico, en Rumipamba y La Florida ni siquiera se encontró el 1% de presencia inca.

En 1999, en Rumipamba (cerca de la av. Occidental) se detectaron murales quitus (sin cerámicas, propias del incario), bases de estructuras arquitectónicas, osamentas, vasijas y un culunco (camino como acequia), correspondientes al Período de Integración (500 a 1500 d.C.).

La investigación arqueológica determinó que la cultura quitu allí asentada estaba integrada por comerciantes. Los culuncos (caminos trincheras con más de cuatro metros de profundidad) eran los caminos del pueblo yumbo, asentado al noroccidente, en Tulipe. Los yumbos eran el nexo entre los quitus y la Costa.

Una evidencia de que hace más de mil años las riquezas de la Costa llegaban a la Sierra se encontró en el 2002 en La Florida, en una tumba de pozo, a cerca de 17 metros de profundidad.

Allí se hallaron 16 fallecidos y 32 vasijas de barro del año 660 después de Cristo. “Pero dos difuntos se conservaron casi intactos por su atuendo de concha spondylus”, señala el arqueólogo Alfredo Santamaría, quien en 1984 detectó la necrópolis.

El descubrimiento del 2002 permitió en los últimos meses una nueva interpretación. El análisis de osamentas de los dos cuerpos estableció su sexo: un hombre y una mujer (por el estudio de la pelvis). El fémur estableció su estatura (1,55 m el hombre y 1,45 m la mujer), las piezas dentales, su edad (45 y 25 años).

Los dos aborígenes tenían accesorios de oro, plata y cobre, y armas de caza, “lo cual indica que había equidad de género”, dice Santamaría.

El hallazgo del Fonsal no solo determinó que esos pueblos eran pacíficos, mercaderes y con una dieta basada en maíz; sino que desembocó en otras investigaciones científicas.

Paola León, odontóloga forense colombiana, realizó un trabajo de reconstrucción facial con los cráneos y recreó los rostros de los dos aborígenes, usando una técnica de proyección sobre la estructura ósea. Ahora se conoce que eran parecidos a los capitalinos mestizos de la actualidad.

César Paz y Miño, director del Laboratorio de Genética Molecular de la U. Católica, busca recuperar células aparentemente epiteliales para reconstruir el ADN y determinar el origen genético de los aborígenes.

Javier Carvajal, jefe del área de levaduras del Laboratorio de Bioquímica de la Católica, dirige al equipo que halló seis tipos de levaduras en vasijas. En su laboratorio se cultivaron las cepas y se logró recrear el sabor de la chicha prehispánica, colocada en las tumbas como ofrenda.

“Es la primera vez que se hace una investigación así en el mundo. Se buscaron levaduras en restos arqueológicos de China y Egipto, pero no se las ha recuperado vivas”, dice Carvajal.

“Es un aporte cultural único. Teníamos una película en blanco y negro y ahora le damos profundidad, color a la historia. Se puede percibir y decir esto se bebía aquí hace 1 500 años”.

En julio, sus hallazgos al microscopio fueron identificados en la colección británica de levaduras. “Fue curioso ver que la domesticación de la levadura por excelencia del viejo mundo, la Saccharomyces cerevisiae, que es la que se compra en las tiendas, no estaba en las vasijas de barro”.

El estudio además determinó el descubrimiento de una nueva especie de levadura. “Nos ha puesto en el mapa mundial de investigación”.

La nueva especie es pigmentada, de color rosa-anaranjado, y Carvajal cree que si se la desarrolla puede darse a las truchas para lograr su pigmentación, en lugar de usar zanahorias.

“Ocurre que encontramos material quitu en Pichincha, Imbabura, Cotopaxi, Tungurahua, Bolívar, Manabí...”, dice el arqueólogo Jara. “Es un territorio tan amplio, que podría ser el origen de la nación ecuatoriana”.

Publicado originalmente en El Comercio

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Imagen: Agencias / Internet

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