Ceremonia ritual Voladores de Papantla Imagen: Agencias / Internet
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Aunque erróneamente se le conoce también como danza de los Voladores de Papantla, el Juego del Volador no es exclusivo de esta población veracruzana ni tampoco es una danza en el sentido estricto del término.
Sus orígenes se remontan al Período Preclásico Medio mesoamericano, se han encontrado representaciones de este ritual en la cerámica funeraria de las culturas de Occidente (Colima, Jalisco y Nayarit). Posteriormente pasó a otro pueblos, muy probablemente relacionada con el sacrificio gladiatorio y los cultos de la fertilidad. Sobrevive en la actualidad entre los nahuas y los totonacos de la Sierra Norte de Puebla y el Totonacapan veracruzano.
En la celebración acompañada de danzas y música se utiliza un tronco o "palo volador" donde se ajustan varias piezas: una pequeña base de madera, una cruz, un pivote (denominado también manzana) que unirá y posibilitará el giro, y una escalera unida al palo. En los extremos de la cruz se colocan cuerdas que sujetan a los danzantes voladores simbolizando los puntos cardinales, norte, sur, este y oeste, más el caporal que representa el centro. A más 20 metros en lo alto de la estructura, se sitúa el caporal, personaje que toca un tambor y una flauta, y coordina el ritual. Cada señal que el caporal hace es un tipo de acrobacia, en una de ellas cada danzante volador salta al vacío, sujetado por la cintura, boca abajo y afianzándose con las piernas y gira 13 veces cada uno de ellos, que multiplicado por los cuatro voladores da el resultado de 52, ya que este número es el símbolo del ciclo de 52 años del calendario indígena o Xiuhmolpilli. Finaliza cuando los participantes empiezan a abrir el círculo hasta tocar el suelo.
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