Jordi era un Hispanopithecus laietanus, el único ejemplar del que se tiene constancia. Ahora un equipo de paleontógos del Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont presentan las causas de la extinción de este primate del pasado, de este primer catalán. Los publica la revista Journal of Human Evolution.
Jordi fue descubierto en 1990 en el yacimiento de Can Llobateres, en Sabadell, por un equipo liderado por Salvador Moyà, que hoy es el director del ICP pero entonces investigador del Instituto Paleontológico de Sabadell. Los paleontólogos recuperaron parte de un cráneo y de un esqueleto de esta especie. Y estos restos son los conocidos como Jordi.
Ahora sabemos, después de analizar los huesos que Jordi se movía y tenía un tipo de vida parecida a la de los actuales orangutanes, es decir, podía suspenderse de las ramas de los árboles y desenvolverse en las alturas con agilidad y también caminar por el suelo a cuatro patas.
Los científicos, liderados por el paleobotánico Josep Marmi, han reconstruido a partir de fósiles de plantas hallados el ambiente que dominaba en la cuenca del valle del Penedés cuando vivió Jordi.
Han averiguado que predominaban dos paisajes, una zona abierta pero llena de árboles, en su mayoría de hoja caduca y otra zona, más típica subtropical, o sea, bosque húmedo y cercano a alguna masa de agua, ya fuera el mar o algún lago o pantano. En este último vivía Jordi. Abundaban las palmeras, los ficus, los helechos y el carrizo.
Allí Jordi podía encontrar comida todo el año. Él comía vegetales , hojas, hierbas, cortezas, frutos y probablemente de vez en cuando picaba algún invertebrado. Todo iba bien y la comida abundaba mientras este fue el paisaje. Pero llego un momento, en el que el clima cambió, desapareció la parte húmeda tropical y empezó a dominar el paisaje de árboles caducifolios. Así el alimento del Jordi empezó a escasear y lo condujo a la extinción.
Noticia publicada en RTVE (España)