En opinión de uno de los componentes de este equipo, Jesús Francisco Jordá, doctor del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la UNED "estamos ante poblaciones con gustos similares a los nuestros, en las que se valoraba el adorno corporal, quizá con un significado que puede estar en relación con la identidad del grupo al que pertenecían, al igual que ocurre actualmente con los adornos que portan diferentes personas y grupos de personas en nuestra sociedad"
La cueva de la localidad malagueña de Nerja está situada a 158 metros sobre el nivel del mar y es, con 4.823 metros, una de las cuevas de mayor desarrollo topográfico de Andalucía. Descubierta en 1959 por jóvenes de la zona, es uno de los yacimientos más ricos del sur de la península en manifestaciones artísticas tanto en motivos pictóricos y en grabados, como en otros objetos utilizados por los humanos que habitaron esta cueva en el Paleolítico, el Epipaleolítico, el Neolítico Inicial y la Edad del Bronce.
Cazadores-recolectores y pescadores utilizaron esta cavidad formada por un proceso geológico denominado karstificación (el agua de lluvia disuelve dióxido de carbono del suelo y de la atmósfera y se convierte, así, en un agua “ácida, agresiva” que va disolviendo las rocas a medida que se infiltra por sus grietas y fracturas) cómo hábitat y lugar de enterramiento.
Declarada Bien de Interés Cultural, son muchas las investigaciones y los estudios realizados en la Cueva de Nerja que nos ayudan a descubrir cómo vivían nuestros antepasados. Precisamente acaba de ser publicado el último descubrimiento: el colgante conocido más antiguo elaborado sobre una placa de percebe. Es el resultado del trabajo de un equipo de investigadores formado por Bárbara Avezuela Aristu, doctoranda del Laboratorio de Estudios Paleolíticos de la UNED y los doctores Jesús Francisco Jordá Pardo, profesor contratado doctor del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la UNED, Esteban Álvarez Fernández, investigador “Ramón y Cajal” del Departamento de Prehistoria, Historia Antigua y Arqueología de la Universidad de Salamanca y Emilio Aura Tortosa, del Departamento de Prehistoria e Historia Antigua de la Universidad de Valencia, equipo que lleva trabajando en la Cueva de Nerja más de treinta años.
Noticia publicada en Universia (España)