El equipo señaló que los niños autistas portadores de un gen que aumenta el riesgo de desarrollar la enfermedad tendrían muchas más conexiones cerebrales en el lóbulo frontal, el área del cerebro que rige el aprendizaje.
Pero también tendrían menos conexiones con otras partes del cerebro, un hallazgo que explicaría cómo esa variación genética reconecta el cerebro de manera diferente en esos pacientes.
"Esta es una pieza clave del rompecabezas que estábamos buscando", dijo el doctor Daniel Geschwind, de la University of California en Los Angeles, que participó del estudio publicado en la revista Science Translational Medicine.
"Ahora podemos empezar a revelar el misterio de cómo los genes reacomodan los circuitos cerebrales en el autismo y otros trastornos neurológicos asociados", añadió.
El autismo es una enfermedad cerebral compleja y misteriosa que suele diagnosticarse en la niñez y dificulta la interacción social y la comunicación. La alteración puede ser leve a grave.
El equipo de Geschwind utilizó imágenes por resonancia magnética funcional para estudiar el cerebro de 32 niños mientras realizaban tareas de aprendizaje. Sólo la mitad era autista.
Los autores midieron la fuerza de las conexiones cerebrales mientras los niños trabajaban y hallaron que los portadores de la versión Cntnap2 del gen del autismo tenía conexiones muy sólidas en el lóbulo frontal, pero más débiles con el resto del cerebro.
"En los niños portadores del gen, el área frontal del cerebro se comunicaría sólo consigo misma. No se comunica tanto con otras partes del cerebro y carece de conexiones de largo alcance con la parte posterior", dijo Ashley Scott-Van Zeeland, ahora del Scripps Translational Science Institute.
Dado que esa versión del gen es común en las personas sanas, el equipo estudió su influencia en 40 niños sin autismo. "Vimos el mismo patrón. Los niños portadores del gen también tenían las mismas conexiones adicionales en el lóbulo frontal que los niños con autismo", manifestó la experta. Scott-Van Zeeland indicó que, aunque más de un gen causa autismo, el Cntnap2 permite explicar una parte del problema.
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