Las relaciones sociales son esenciales para el ser humano, y es por esto que ser rechazado por otros afecta a las personas no solo hiriendo sus sentimientos, sino también provocando fenómenos físicos en el cuerpo. Diversas investigaciones ya han comprobado esto midiendo los niveles de cortisol, una hormona encargada del estrés, en las personas.
Para poder estudiar más a fondo este fenómeno, investigadores de la Universidad de Ámsterdam liderados por la psicóloga Bregtje Gunther Moor quisieron comprobar los fenónemos físicos que afectaban a las personas que eran rechazadas. Para esto, realizó un experimento con estudiantes universitarios, a los cuáles les pidió que le enviaran una fotografía de ellos mismos, explicándoles que serían evaluados por alumnos de otras universidades. Semanas después los voluntarios fueron citados al laboratorio para que se realizaran un electrocardiograma mientras un computador les mostraba la fotografía de los estudiantes que supuestamente habían evaluado sus fotos. Los investigadores les dijeron que tenían que adivinar qué estudiantes había dicho que la fotografía que ellos habían entregado les agradaba o no. Luego se les decía si efectivamente el estudiante de la otra universidad había dicho que les había gustado o no.
El ritmo cardiaco de cada voluntario disminuyó antes de enterarse cuál era la opinión de los otros estudiantes acerca de él, y si se le decía al voluntario que la otra persona no le había gustado su fotografía, el ritmo cardiaco bajaba aún más, demorando más de lo normal es volver a estar estable.
El estudio comprobó que al momento de ser rechazado el Sistema Nervioso Autónomo, el cual controla funciones como la circulación y la digestión, es en parte culpable de provocar la sensación de tener “el corazón roto”.
Noticia publicada en La Tercera (Chile)