Estas aves actuaban como buenos boxeadores: no hincaban su pico en sus víctimas, sino que las golpeaban y picoteaban una y otra vez, indicaron los especialistas en un artículo publicado en la revista especializada "PLoS One".
Federico Degrange, de la Universidad dDegrange, en Argentina, y colegas analizaron un cráneo de Andalgalornis steulleti, un animal que vivió hace unos seis millones de años en el noroeste de Argentina.
Con una altura de unos 1,4 metros, tenía un tamaño mediano entre las aves del terror. El cráneo mide 37 centímetros, de los cuales dos tercios corresponden al pico que es fuerte y similar al de las aves rapaces.
Los paleontólogos comprobaron a través de una tomografía computada que este cráneo era mucho más fuerte que lo usual en las aves.
Modelos informáticos demostraron que ante todo soportaba fuerzas de tracción e impacto en dirección vertical, mientras que presentaba debilidad en el caso de fuerzas laterales. Esto muestra cómo capturaban y mataban a sus presas estas aves, según los investigadores. Estos animales no podían capturar su presa y sacudirla, como lo hacen muchas aves predadoras actuales.
Los movimientos laterales ejercidos por, por ejemplo, las presas defendiéndose hubiesen quebrado fácilmente el gran pico, por lo que los especialistas presumen que realizaban ataques breves y reiterados. Para ello aprovechaban posiblemente sus fuertes músculos del cuello y usaban cabeza y pico como un hacha, con el que picoteaban una y otra vez desde arriba y desgarraban con el pico en forma de gancho hacia atrás.
Las aves del terror, de la familia Phorusrhacidae, vivían en el Mioceno hasta hace unos dos millones de años exclusivamente en Sudamérica y con sus tres metros de altura, eran los predadores más grandes que vivían allí.
Su último pariente son los seriemas, pequeñas aves corredoras de la familia de los cariámidos, que viven en Argentina y Brasil y consumen insectos y sapos.
Noticia publicada en La Tercera (Chile)