Evidencias acumuladas en los últimos tiempos sugieren que la infección por ciertos parásitos puede proteger contra una serie de enfermedades inflamatorias, como el asma y la alergia, la esclerosis múltiple, la enfermedad de Crohn y la diabetes tipo 1.
Por eso, algunos científicos esperan descifrar cómo dichos parásitos controlan el sistema inmunitario de sus huéspedes humanos, con el fin de desarrollar nuevas terapias que repliquen el efecto benéfico de estos organismos.
Según Ed Mitre, médico y científico de la Uniformed Services University en Bethesda, Maryland, y especialista en la materia, para curar trastornos como la alergia se deberían inducir en el organismo los mismos tipos de respuestas inmunitarias que éste produce cuando sufre alguna de las infecciones crónicas provocadas por gusanos.
El aumento de las alergias y otras enfermedades en los países desarrollados durante las últimas décadas ha ido acompañado de una disminución de la infección por gusanos parásitos, entre otros factores. Este hecho implica que los humanos hemos perdido la convivencia con ciertos organismos que eran nuestros “aliados”, por lo que nos hemos vuelto más vulnerables a las enfermedades inmunológicas.
Varios estudios epidemiológicos han demostrado que las personas infectadas con gusanos parásitos sufren menos alergias y otras enfermedades inmunitarias, y la investigación en modelos animales diseñados para imitar estas enfermedades apoya estos hallazgos. El aumento de las alergias y otras enfermedades en los países ricos durante los últimos decenios ha ido acompañado de una disminución de la infección por gusanos parásitos, entre otros factores. "Cuando uno tiene organismos que han convivido durante cientos de miles de años, se convierten en mutualistas, en vez de combativos", señala Joel Weinstock, un médico y científico de la Universidad de Tufts, en Boston. "Posiblemente nos convertimos en dependientes de helmintos [gusanos parásitos] y nos hicimos vulnerables a las enfermedades inmunológicas".
El mecanismo detrás del poder de protección de estos organismos todavía no está claro. La infección por gusanos parásitos induce una respuesta alérgica llamada TH2, la misma desencadenada por los alérgenos, elevando los niveles de un anticuerpo llamado inmunoglobulina E (IgE). La unión de este anticuerpo a células inmunes específicas en la sangre indica a las células a deshacerse de sus contenidos, incluyendo las histaminas, en el torrente sanguíneo, provocando los síntomas típicos de alergia. Sin embargo, "las personas con infecciones parasitarias tienen un montón de IgE en su suero y muchas de las células que causan alergias, pero no tienen alergias", afirma Lisa Ganley-Leal, inmunóloga de la Universidad de Boston.
Ganley-Leal piensa que ha descubierto uno de los mecanismos detrás de esta aparente paradoja. Estudiando el platelminto parásito schistosoma en tubos de ensayo, su equipo descubrió que los gusanos producen una enzima que corta versiones libres del receptor IgE de una forma única. Estos fragmentos se unen a los anticuerpos IgE, evitando que se enlace a los receptores en la superficie de las células inmunes y, de esta forma, impidiendo que las células liberen las histaminas problemáticas.
Noticia publicada en Rosario 3 (Argentina)