Una alimentación balanceada no es útil sólo para las personas, también es significativa para todos los seres vivientes. Si los animales pueden escoger, seleccionan exactamente el alimento que requiere su organismo en ese momento. Un estudio publicado recientemente por la revista estadounidense Current Biology aporta primeros indicios sobre los genes que participan en la toma de decisión, así como los circuitos neuronales que actúan en el cerebro.
Relación entre nutrientes y sexo
Carlos Ribeiro, director de grupo del Programa Champalimaud de Neurociencia en el Instituto Gulbenkian de Ciência en Oeiras, Portugal, estudió por varias semanas el comportamiento de alimentación de las moscas de la fruta (Drosophila melanogaster). El investigador descubrió que la predilección en la alimentación de los animales varía de acuerdo con la necesidad del cuerpo por diversos nutrientes, pero también del sexo y del estado de apareamiento.
Cuando los animales se abastecen de suficiente azúcar y proteína desprecian forrajes ricos en esta biomolécula. Después de algunos días de una dieta pobre en proteínas, escogen el forraje que contiene levadura y es rico en proteínas. Las hembras cambian sus preferencias más ligero que los machos; las fecundadas más rápido que las vírgenes.
Moscas azules y rojas
Para poder documentar el comportamiento en la alimentación, los investigadores se inventaron un truco simple, pero refinado. El forraje enriquecido con levadura fue teñido de azul; el nutriente rico en azúcar, de rojo. Para descubrir qué habían comido las moscas, los investigadores observaban bajo el microscopio el cuerpo transparente de estos animales.
“Este enfoque en el experimento y los métodos maduros de la genética de las moscas nos permitieron dar un paso más allá”, explica Carlos Ribeiro. “Así podemos describir las moléculas y neuronas que logran que las hembras preñadas reaccionen más rápido. También sabemos cuáles son las moléculas que en el cerebro de las moscas son las responsables de distinguir la falta de proteína, y por lo tanto dirigirse a otras fuentes de alimento. Con esto descubrimos el censor molecular”, afirma el investigador.
Este elemento sensible parece regular en otras especies el comportamiento de las hembras al alimentarse. Los mosquitos de sexo femenino necesitan la sangre como fuente de proteína, para que sus huevos se puedan desarrollar. El impulso de picar y extraer la sangre podría ser el mismo censor molecular que el de la Drosophila.
Noticia completa en Deutche Welle (Alemania)