Se trata de un fenómeno conocido como licuefacción, a través del cual un gas del subsuelo se transforma en líquido, y que ha provocado el surgimiento de cientos de exhalaciones en el valle de Mexicali, llegando a inundar casas en las rancherías y tierras de cultivo.
Los científicos del CICESE han instalado 30 sismógrafos a lo largo de una fisura de 100 kilómetros que sufrió la Laguna Salada para determinar si hay desplazamiento y acumulación de energía en la red de fallas, lo que podría generar un sismo mayor en otras fallas geológicas.
"Las brigadas de la División de Ciencias de la Tierra están trabajando en el Valle de Mexicali, incluyendo la zona donde se han reportando pequeños volcanes de arena que se han formado a lo largo de fracturas y manantiales de agua con olor sulfuroso y de color rojizo, algunos de ellos confundidos con géiseres", informó en un comunicado el CICESE.
Este es el sismo de más fuerte que se ha sentido en la región desde que se tiene una medición de los movimientos telúricos, al menos desde 1892.
El profesor Jean Paul Ampuero, sismólogo del laboratorio de CalTech, en Pasadena, informó que han detectado que este sismo reactivó fallas del Sur de California como la de San Jacinto y de Elsinore, donde se han registrado microsismos.
"La pregunta es si adelantará el "Big One" de la falla de San Andrés", dijo el sismólogo de origen peruano. "Por lo pronto no hemos visto actividad acelerada en la falla de San Andrés". Dijo que las réplicas podrían continuar hasta por un mes, pero se irán degradando en magnitud.
Por lo pronto, ante la serie de repeticiones de temblores, los residentes de la franja fronteriza viven, como es natural, en una incertidumbre. "No ha dejado de temblar", comentó la señora Raquel Ley Leal, residente de Mexicali. "Lo que hacemos es permanecer más afuera que adentro de la casa, prepararnos con comida por si ocurre otro terremoto más fuerte".
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