El estudio, publicado esta semana en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, apunta que en ese tiempo los erizos de mar han atacado a los animales marinos conocidos como crinoides -lirios de mar- los que han desarrollado la capacidad de escapar arrastrándose sobre el fondo oceánico.
Tomas Baumiller, principal autor del reporte, explicó que por mucho tiempo los científicos han creído que por su parecido con las flores de jardín de nombre similar (con largos tallos y brazos sinuosos), los lirios de mar no se movían como lo hacen sus familiares sin tallo, las estrellas de mar.
Pero una primera investigación realizada en la década de 1980 por Baumiller, profesor de ciencias geológicas de la UM, y su colaborador Charles Messing, del Centro Oceanográfico de la Universidad Nova Southeastern de Florida, encontró que los lirios de mar se despojaban de los extremos de sus tallos, que eran puntos de anclaje, y usaban sus brazos para desplazarse arrastrando sus tallos detrás.
Más tarde, a través de cientos de horas de estudio y grabando vídeo durante exploraciones submarinas, los dos investigadores encontraron una explicación de por qué los lirios del mar pueden soltar anclas y zarpar, ya que las escenas mostraban erizos de mar merodeando en sus jardines y algunos de estos lirios parecían arrastrarse alejándose de los predadores.
"En algunas fotografías el fondo del mar en torno a los erizos estaba cubierto con brazos de lirios, como si fueran restos de comida encima de una mesa después de un banquete", dijo Baumiller.
Estudios posteriores del mismo investigador demostraron que los erizos no sólo devoran los trozos de lirios del mar muertos que encuentran en el fondo del océano sino que arrancan pedazos de sus presas, lo cual obliga a los lirios a despojarse de los extremos de sus tallos, como los lagartos se despojan de sus colas para mudar.
Noticia publicada en Excelsior (México)