Los sismos golpearon una zona étnica tibetana donde tradicionalmente se llevan a cabo "sepulturas" a cielo abierto: Implican desmembrar los cuerpos y dejarlos sobre una plataforma para que sean devorados por buitres. No obstante los tibetanos aseguraron que el enorme número de muertos hizo imposible respetar la tradicion.
"Los buitres no podrían comerse a todos", dijeron el viernes en el monasterio de Jiegu, donde prepararon los cuerpos para la cremación envolviendolos cuidadosamente en mantas de colores y apilados de a tres o cuatro. Los monjes encargados de la cremación no fueron capaces de dar el número exacto de cuerpos quemados.
Donativos y refuerzos continuan llegando a traves de la carretera principal desde la capital provincial de Qinghai, a 12 horas de distancia.
Saqueos
La policía informó que aumentó la seguridad en las áreas donde los suministros de socorro se están repartiendo. "Estamos seriamente comprometidos con no permitir el saqueo de los materiales de socorro y el robo de propiedades materiales de las víctimas", dijo el subjefe de la policía provincial Tianhui Liu en una conferencia de prensa celebrada en una carpa en Jiegu el sábado por la mañana.
Liu dijo que hubo casos de saqueo justo después del terremoto que sacudió la zona el miércoles, pero que la situación mejoró y ahora esta "estable.". Además señaló que el desafío más grande es poder seguir recibiendo suficiente agua potable y comida para unas 100.000 personas afectadas por el terremoto.
Aunque el gobierno actuó rapidamente, muchos residentes decidieron regresar con los monjes por respeto a sus tradiciones. Los afectados por el terremoto no se organizaron facilmente bajo una autoridad central, en este caso los chinos.
Por otra parte, los grupos están divididos por el idioma - el gobierno tuvo que movilizar a cientos de tibetanos mediante la utilizacion de altavoces para comunicarse con las víctimas - así como cada cultura y religión.
Las diferencias culturales habrían contribuido al fuerte ascenso del viernes en el número de muertos. Tras una llamada telefónica con The Associated Press el viernes, los funcionarios de rescate se sorprendieron al saber que cientos de cadáveres habían sido llevados al monasterio Jiegu, por las familias budistas. La cifra oficial de las muertes fue anunciada horas después.
Noticia publicada en Bolsón Web (Argentina)