Al lado de los humanos, los perros encontraron una forma de alimentarse con menor esfuerzo, mejores condiciones de vida y por supuesto, afecto. El hombre, por su parte, detectó que los perros poseían un olfato y un oído que superaba por mucho las capacidades humanas, así que aceptó su presencia como un aliado en la caza, y también para defender al grupo y su morada. Poco a poco, los humanos fueron adaptándolos a sus necesidades, creando diferentes razas para las distintas labores y características ambientales y geográficas.
Estos procesos de adaptación, dieron lugar a una selección artificial con miras a lograr que estos caninos, tuvieran un color, tamaño, estructura corporal, habilidades y hasta el comportamiento que más le acomodaba a sus amos. Partiendo de esta idea, un grupo de investigadores se dio a la tarea de detectar reminiscencias de los procesos de selección, y lograron identificar 155 regiones en el genoma de los perros que contienen los posibles genes característicos de cada una de las 400 razas existentes.
Dicho estudio se realizó mediante el trabajo coordinado entre diversas universidades norteamericanas, que analizaron más de 21 mil variaciones en las secuencias de ADN en un nucleótido de un grupo de 275 perros de 10 razas distintas, como caniches, pastores alemanes, terrier y perros salchicha.
Mediante este trabajo, que estuvo dirigido por por Joshua M. Akey de la Universidad de Washington, se descubrieron 155 zonas que han variado especialmente en los siglos recientes, que fue cuando la selección artificial se incrementó para tener razas con características perfeccionadas para determinada tarea (caza, pastoreo, vigilancia) y en otras simplemente por ostentación.
Algunos genes en común con los humanos
Dentro de este grupo aparecen los genes que habían sido identificados como característicos de cada raza, y se incluyeron otros que no habían sido analizados hasta ahora. Por ejemplo, se analizó la relación entre el gen HAS2 y el característico arrugamiento en la piel de los perros Shar-Pei, oriundos de China. La presencia de este gen, por cierto, ha sido también identificada en los humanos que padecen una extraña enfermedad de la piel llamada mucinosis.
Los resultados de este estudio, fueron publicados en la revista "Proceedings of National Academy of Sciences" (PNAS), donde se detalla que en la raza beagle, el grupo de científicos detectó un gen que modifica en las personas el índice de masa corporal y determinadas características del metabolismo.
También lograron identificar más de mil 600 genes conocidos y supuestos genes cuya información es traducida en proteínas. Entre ellos hay cuando menos cinco que ya habían sido ubicados en estudios anteriores como especialmente significativos en la cría de perros, y está asociados con el color y pelaje.
Noticia completa en e-Consulta (México)