"Hasta donde yo sé hay víctimas humanas", dijo Karsum Nyima, subdirector del departamento de noticias de la televisión local, quien agregó que "las casas aquí están prácticamente hechas de madera y las paredes de barro. Algunas se colapsaron con el terremoto".
Un portavoz del servicio provincial de emergencias de la zona, donde se investigan las posibles víctimas dijo también "que puede haber bastantes porque era una hora temprana y la gente estaba en sus casas, así como las pérdidas materiales".
Según un portavoz del servicio provincial de emergencias de la zona, "estamos investigando las posibles víctimas, ya que puede haber bastantes porque era una hora temprana y la gente estaba en sus casas, así como las pérdidas materiales".
Por su parte, Radio China apunta que el 90 por ciento de las viviendas de la ciudad de Jiegu, una de las zonas más afectadas por el terremoto, y donde se encuentra el gobierno de la región, han quedado destruidas.
"Hemos establecido un cuartel general de rescate en Jiegu", señaló Huang Limin, subsecretario general del gobierno de dicha prefectura.
En tanto, Huang subrayó que soldados han sido enviados para rescatar a las personas que se encuentran sepultadas por el derrumbamiento de las casas. El portavoz de la Administración de Terremotos de China afirmó que dos equipos de rescate de Qinghai y el Tíbet han sido enviados a la región afectada.
El seísmo se produjo a las 7:49 hora local (23:49 GMT del martes) con una magnitud de 7,1 grados en la escala de Richter, según la información recogida por la Administración China de Terremotos.
El Instituto Geológico de Estados Unidos (USGS) había informado que el seísmo tuvo una magnitud de 6,9 grados en la escala de Richter.
El epicentro se localizó a 33,1 grados latitud norte y 96,7 grados longitud este en la prefectura autónoma tibetana de Yushu, con una profundidad de 33 kilómetros.
Qinghai, habitada por tibetanos, mongoles, hui (musulmanes) y chinos de la etnia mayoritaria han, fue una de las zonas afectadas por el seísmo que en mayo de 2008 sacudió el norte de la vecina provincia de Sichuan, que dejó cerca de 90.000 muertos y desaparecidos.
El oeste de China, con grandes cadenas montañosas como el Himalaya, es zona de frecuentes terremotos, aunque muchos de ellos se producen en áreas poco pobladas o deshabitadas.