Este material presenta un efecto calórico aplicando sobre él una presión hidrostática mediante un sistema diseñado en la UPC, un trabajo cuya investigación aparece publicada en la revista Nature Materials, y que persigue el cumplimiento del protocolo de Kyoto, con una renovación de los sistemas actuales de refrigeración basados en la compresión de gases nocivos para la atmósfera.
Hasta ahora, los materiales más "prometedores", explican desde la UPC, eran los denominados magnetocalóricos, aquellos que cambian de temperatura con la aplicación de un campo magnético externo.
Este trabajo demuestra que la aplicación de una presión hidrostática moderada sobre un aleación de níquel, manganeso e indio genera unos resultados comparables a los mejores obtenidos por materiales magnetocalóricos.
"El objetivo de este campo de investigación es encontrar materiales eficientes, económicos y respetuosos con el medio ambiente, y la ventaja de la aleación utilizada en este trabajo es que todos los materiales que lo integran cumplen estas características", explica Lluís Mañosa, catedrático del Departamento de Estructura de la UB e investigador principal del estudio.
Además, este material permite conseguir cambios de temperatura bastante grandes mediante cambios de presión moderados, lo que abre la puerta a nuevos sistemas de refrigeración doméstica (neveras, aire acondicionados), según el catedrático de la UB Antoni Planes El principio físico en el que se basa este sistema es el mismo que se produce cuando se funde un cubito de hielo en un vaso de agua: el hielo absorbe el calor del líquido y por eso lo enfría.
Según la investigadora María Barrio, del departamento de Física e Ingeniería Nuclear de la UPC, "la exploración del comportamiento de los materiales en función de la presión abre un gran abanico de posibilidades en muchos campos", no sólo en su aplicación en neveras y aparatos domésticos de refrigeración, sino en equipos de conservación alimentaria, máquinas industriales y grandes ordenadores.
Este efecto magnetocalórico se conocía desde hace años y se utilizaba para conseguir temperaturas muy bajas, pero hasta la década de los noventa no se encontraron materiales con un elevado efecto de este tipo a temperatura ambiente, que se bautizó como efecto magnetocalórico gigante.
Noticia publicada en ABC (España)