¿Qué ocurre dentro de la hembra cuando ha copulado con varios compañeros? ¿Cuál es el espermatozoide que llega a la meta y a quién pertenece? Esto sí que es un lío de faldas. Los investigadores de la Universidad de Syracuse han podido seguir este fascinante proceso tras alterar genéticamente a unas sufridas moscas de la fruta (Drosophila melanogaster), de forma que las cabezas de los espermatozoides de los machos brillan en la oscuridad en colores verde o rojo. Un color pertenece a uno de los galanes, el otro a su competidor. El hallazgo, publicado en la revista Science, puede tener importantes implicaciones en los campos de la biología reproductiva y la selección sexual.
Hasta ahora, según explica el biólogo Scott Pitnick, uno de los responsables del estudio, muchos avances en biología reproductiva y de la evolución se habían visto limitados por la incapacidad de los investigadores para discriminar el esperma de diferentes machos que habían copulado con una misma hembra, un comportamiento muy habitual en muchísimas especies animales, desde pequeños insectos a mamíferos, al parecer, como una fórmula para garantizar la supervivencia del clan. Observar a los espermatozoides vivos dentro del aparato reproductivo de la hembra y saber quién es el «padre» de cada uno suponía todo un reto.
Cabezas verdes, cabezas rojas
La solución vino de la mano del esperma que brilla en la oscuridad. «Nuestro primer objetivo con las moscas era entender la forma en la que compite el esperma», afirma Pitnick. «Cada vez que una hembra se aparea con más de un macho -la prosmiscuidad femenina es una regla más que una excepción en la naturaleza- hay conflictos de paternidad, una competición entre las eyaculaciones rivales por fertilizar los óvulos», añade. Esta selección sexual poscopulatoria resulta «una fuerza poderosa del cambio evolutivo».
Pitnick y sus colegas analizaron en tiempo real el movimiento y la cantidad de espermatozoides que se esforzaban por llegar a su objetivo dentro de una mosca hembra inseminada por un macho con esperma verde y por otro con esperma rojo. Gracias a los colores fluorescentes como una bombilla, fueron capaces de discriminar sin ninguna duda la procedencia del esperma. «A pesar de casi un siglo de labor intensiva e innovadora sobre el estudio de la reproducción de la mosca de la fruta, gran parte de lo que sabemos sobre el aparato reproductor femenino es que es un misterio», continúa Pitnick. «Nos quedamos estupefactos la primera vez que miramos a través de un microscopio y vimos brillar a los espermatozoides». Según explica, el esperma está constatemente en movimiento dentro de los órganos sexuales de la hembra y muestra un comportamiento «sorprendentemente complejo».
El equipo de investigadores ha quedado tan satisfecho con el resultado que planea crear poblaciones de esperma brillante para otras especies.
Noticia publicada en ABC (España)