El 5 de agosto de 1949, un sismo de 6,6 grados en la escala de Richter asoló la ciudad de Ambato. El 31 de enero de 1906, un terremoto de 8,8 grados se registró en la zona costera de Esmeraldas. Este último es considerado como uno de los más grandes registrados en la historia sísmica del mundo. Por eso, está dentro de la categoría de los megasismos, que es como se define a los que superan los 8 grados.
Estos dos movimientos acabaron con las zonas habitables. Sin embargo, no son los únicos temblores de gran magnitud y terremotos que han afectado al país. La lista de los grandes movimientos alcanza el medio centenar, según los registros. Según el Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional, los sismos y terremotos en la historia del país han dejado 80.000 víctimas.
Según Hugo Yepes, director del Instituto, en el país confluyen tres condiciones: peligro, vulnerabilidad y exposición al riesgo. "El Ecuador se halla asentado en donde hay fallas muy activas y peligrosas, pero la amenaza real está en el tipo de construcción que tenemos a escala nacional". Para Miguel Orellana, voluntario del Cuerpo de Bomberos, el problema se agrava porque la población no está preparada para afrontar un fenómeno natural.
"Por más de una vez se ha dicho que Ecuador es un país muy expuesto a las catástrofes naturales, y no se prepara a la población".
Placas poco profundas
En el Ecuador, según datos del Geofísico, existen unas 120 fallas que están activas. Unas muy peligrosas, como la de Pisayambo que fue la que causó los dos terremotos de Ambato (1949 y 1698).
El sismo de 1949 dejó cincuenta poblaciones arrasadas, 6.000 muertos y millones en pérdidas. Las provincias de Cotopaxi, Tungurahua y Chimborazo resultaron afectadas. La ciudad de Ambato quedó devastada.
Eso se debe, según Yepes, a que las placas que están en el país no son muy profundas, máximo se hallan a 10 kilómetros, y por eso cuando liberan energía los daños son mayores.
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