Esculpida por los artesanos de la antigua Tenochtitlán en andesita rosa, el monolito de la diosa Coyolxauhqui cumple 32 años de haber sido descubierto en las profundidades de la calle de Guatemala, en el Centro Histórico, lugar donde se encontraba en tiempos prehispánicos la escalinata de acceso al adoratorio de Huitzilopochtli, ubicado en la cima del Templo Mayor.
El 21 de febrero de 1978, una cuadrilla de trabajadores de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro realizó el hallazgo de la Coyolxauhqui, convertida en uno de los iconos de la cultura mexicana.
Sobre el monolito de la deidad femenina relacionada con la Luna y los vencidos, sorprende a los expertos el hecho de que fuese encontrado en el mismo lugar que ocupó en la antigua Tenochtitlan.
De acuerdo con los fechamientos el monolito fue esculpido aproximadamente en el año 1469 de nuestra era, durante el reinado de Axayácatl y formaba parte de la etapa constructiva IV del Templo Mayor de Tenochtitlan.
El 6 de febrero, Eduardo Matos Moctezuma ofrecerá la conferencia La piedra de sol o Calendario azteca, donde abundará sobre esta pieza que han seguido una línea paralela a la de la Coyolxauhqui, como símbolo del México prehispánico.
La Coyolxauhqui fue el símbolo detonador del proyecto del Templo Mayor de México-Tenochtitlán. El monolito tiene un diámetro que oscila entre los 3.04 y 3.25 metros, un espesor de 30 centímetros y un peso cercano a las ocho toneladas.
Actualmente en el Museo del Templo Mayor, gracias a un detallado estudio para detectar la policromía original de la pieza, se realiza durante las visitas del público una recreación cromática con proyectores de luz sobre la Coyolxauhqui para restablecer los colores originales que ostentaba hace 500 años.
Publicado originalmente en Cronopio (México)