Nuevas investigaciones de un equipo de la Universidad de Northwestern (EE.UU) han demostrado que si las "marcas" apropiadas son utilizadas durante el sueño, dormir de buena forma o tomar una siesta pueden fortalecer mucho más nuestros recuerdos. En el estudio, publicado en la revista Science, los participantes tuvieron que asociar un set de 50 imágenes con su sonido característico, como el maullido para un gato o un silbido para una tetera. Luego, tuvieron que dormir por 90 minutos.
Aprovechando su siesta, los investigadores expusieron a los voluntarios, sin que ellos estuvieran advertidos, a 25 sonidos de los que habían escuchado mientras estaban despiertos. Al levantarse, los participantes debieron someterse a un test de memoria. De los 12 participantes, 10 fueron capaces de recordar mucho mejor las imágenes "marcadas", es decir, aquellas para las que habían escuchado sonidos durante el sueño, que las que no habían sido reforzadas por sus ruidos correspondientes.
Este estudio viene a apoyar investigaciones previas, que habían demostrado que los recuerdos se asientan con mucha más fuerza en el cerebro cuando son acompañados de una "marca" sensorial. "Se sabe que, en general, el sueño puede mejorar la memoria, pero nuestros resultados sugieren que el procesamiento de los recuerdos durante el sueño puede ser altamente específico", señala el autor del estudio, Ken Paller. Esto fue respaldado por electroencefalogramas que probaron que, efectivamente, los sonidos habían producido actividad cerebral durante el sueño. Según los expertos, esto se debe a que los sonidos ayudan al "ensayo" del recuerdo mientras dormimos.
La investigación estadounidense sigue la línea de otra realizada por la Universidad de Lubeck, en Alemania, que demostró que los aromas, uno de los más poderosos fortalecedores de la memoria, podían mejorar el desempeño en los juegos de concentración. En esa oportunidad, los participantes debían memorizar la ubicación de 15 pares de cartas en una pantalla mientras olían fragancia de rosas. Aquellos que fueron expuestos al aroma de flores durante las horas de sueño posteriores al experimento, tuvieron un 97% de éxito recordando la ubicación de las cartas a la mañana siguiente, comparado con el 87% que obtuvieron aquellos que no fueron bombardeados con aromas durante el sueño.
Jan Born, el investigador a cargo de esta investigación, asegura que pese a que está comprobado el fuerte impacto emotivo que tienen los olores en los seres humanos, no somos capaces de distinguir claramente una gran cantidad de olores, por lo que son una "marca" menos precisa que los sonidos, que sí podemos reconocer con mayor nitidez.
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