Están en una zona que no se creía apropiada para ellos: llano adentro y lejos del frío. Los orejiamarillos, que suelen encontrarse en las montañas del Tolima y Antioquia, han sido siempre los loros más carismáticos del país, sobre todo porque parecen guacamayas en miniatura.
También son apreciados por ser endémicos o exclusivos del territorio, teoría que se ha reforzado en los últimos años porque en Ecuador dejaron de verlos y se presumen acabados. Y porque siempre han estado asociados a las hermosas palmas de cera, el árbol nacional, en las que hacen sus nidos y se alimentan de sus frutos.
Pero precisamente esta nueva "familia" tiene una particularidad y es que habita en una palma mucho menos alta y mediática llamada choapo, también conocida como zancona o barrigona (Dictyocaryum lamarckianum), que crece por debajo de los 2 mil metros de altura sobre el nivel del mar y dentro de un bosque de Cubarral, un municipio del Meta situado a 60 kilómetros de Villavicencio, que es, después del Chocó biogeográfico, el lugar más húmedo de Colombia.
"Hemos concluido que son 100 individuos que se mueven en más o menos 500 hectáreas. Son los primeros que han sido vistos sobre la vertiente oriental de la cordillera Oriental desde la descripción de la especie en esta parte del continente, lograda en 1854. Y los únicos conocidos en la cuenca del Orinoco", contó Astrid Castellanos, una de las integrantes del grupo investigador, liderado por el ingeniero forestal Lyndon Carvajal, y que completan Marjhy Murcia y Diego Beltrán, estudiantes de licenciatura en biología.
Ellos han sido apoyados por la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Área de Manejo Especial de La Macarena (Cormacarena), para que a través de nuevos estudios se puedan describir todos los detalles de la vida de estos loros inusuales.
Los primeros datos dicen que los animales habrían quedado aislados en Cubarral en algún momento del siglo XX, ya que el loro orejiamarillo se encontraba distribuido por las tres cordilleras. Sin embargo, la deforestación de las montañas y la cacería lo fueron relegando a espacios cada vez más reducidos.
Es una de las especies de aves que está en mayor riesgo de extinción en Colombia, de acuerdo con registros del Instituto Von Humboldt. En esto coincide la Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que ratificó su inclusión este año en la categoría "en peligro crítico".
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