Los huesos aportan calcio a las madres que están amamantando, las cuales lo transfieren a sus bebés a través de la leche, y así indefinidamente. Ahora unos investigadores han descubierto que este sistema también puede ayudar a controlar la fiebre y la temperatura corporal femenina. La investigación recibió parte de sus fondos de un premio a la excelencia Marie Curie y una subvención avanzada del CEI, ambos financiados por la Unión Europea, y sus resultados se han publicado en la revista Nature.
Los investigadores, dirigidos por el Dr. Josef Penninger, del Instituto de Biotecnología Molecular de la Academia Austríaca de las Ciencias (IMBA), destacan que RANK y RANKL son el tema fundamental del trabajo del Dr. Penninger.
Hace una década, el Dr. Penninger demostró, tras eliminar el gen RANKL en ratones, que el sistema compuesto por RANK y RANKL constituía el regulador más importante de la pérdida de masa ósea. Aquel estudio de 1999 brindó a la comunidad científica una base genética para conseguir un tratamiento nuevo y efectivo contra la osteoporosis, una enfermedad que afecta sobre todo a mujeres. Por otro lado, se han publicado ensayos clínicos relacionados con un anticuerpo humano de RANKL que expertos en la materia esperan que, una vez aprobado por las autoridades, resulte de utilidad para tratar esta enfermedad ósea relacionada con la edad.
Gracias al último trabajo del Dr. Penninger se conoce mejor la función de RANK y RANKL. Hasta ahora la comunidad investigadora desconocía el efecto que producían en el cerebro.
El Dr. Reiko Hanada, endocrinólogo y miembro del grupo de Penninger, inyectó RANKL en ratones y ratas para determinar si producían cambios en el comportamiento, ya que cualquier efecto secundario impediría aprovechar los beneficios de la técnica.
«Las inyecciones podrían haber provocado cambios en la inteligencia o la memoria de los animales o alteraciones leves del comportamiento que podrían haber pasado inadvertidas», explicó el Dr. Penninger. «Pero tuvimos suerte. Los resultados fueron drásticos y obvios, pues los animales dejaron de moverse y sufrieron fiebre muy alta.»
Según los investigadores, las proteínas se limitaban a zonas a las que otros grupos habían atribuido una función de control de la temperatura corporal. Además, los resultados indican que las inyecciones de RANKL produjeron cambios en zonas del cerebro relacionadas con el mecanismo por el que los mamíferos aumentan la temperatura corporal con el fin de luchar contra infecciones. A diferencia de la respuesta observada en ratones normales, los modificados genéticamente para que carecieran de RANK en el cerebro no respondieron a infecciones simuladas aumentando su temperatura corporal, pero en otros aspectos su respuesta fue normal.
La investigación demuestra así que el RANK y su ligando desempeñan una función fundamental en la respuesta febril del organismo contra infecciones.
Noticia publicada en Cordis