Mercurio es el menos conocido de todos los planetas terrestres. Los otros -Venus, Marte y la Tierra- han sido estudiados en detalle, pero Mercurio cuenta con la protección especial nada menos que del mismísimo Sol: toda nave que quiera explorar el mundo más próximo a nuestra estrella deberá hacer frente a temperaturas y niveles de radiación extremos. La misión BepiColombo, que la Agencia Europea del Espacio (ESA) lanzará en 2014, ha aceptado el reto. Su objetivo es desvelar los múltiples secretos de Mercurio.
Cada uno de los planetas terrestres proporciona pistas sobre la formación de todos ellos y sobre cómo han ido cambiando a lo largo de 4.600 millones de años. Entender estas pistas es crucial para hallar los principios que gobiernan la evolución de Venus, Marte y la Tierra. Las inusuales características de Mercurio, como su alta densidad, su antiquísima superficie y un campo magnético similar al terrestre, le confieren un gran valor añadido que resultará clave para entender los otros planetas.
Una misión con 11 instrumentos
Acercarse a Mercurio es difícil, dada su proximidad al Sol. Y es incluso más difícil operar un conjunto de 11 sofisticados instrumentos científicos en órbita en torno a Mercurio, debido a las elevadísimas temperaturas y a la radiación del entorno. Éste es el número de instrumentos que lleva la misión BepiColombo, que está siendo desarrollada en cooperación con la Agencia Espacial Japonesa (JAXA).
BepiColombo lleva el nombre del matemático e ingeniero italiano Giuseppe (Bepi) Colombo (1920-1984), el primero en explicar por qué Mercurio rota tres veces sobre su eje cada dos revoluciones en torno al Sol. La misión es en realidad doble, puesto que está integrada por dos naves orbitales: Mercury Planetary Orbiter (MPO), bajo responsabilidad de la ESA, y Mercury Magnetospheric Orbiter (MMO), desarrollada y operada por JAXA. Ambas naves, MPO y MMO, serán lanzadas desde el centro espacial de la ESA en Kourou (Guyana Francesa), a bordo de un cohete Ariane 5 en el verano de 2014.
Seis años de viaje interplanetario
Durante su viaje a Mercurio BepiColombo empleará la innovadora técnica de propulsión solar eléctrica, en la que el impulso se obtiene como consecuencia de las fuerzas de repulsión entre partículas de la misma carga eléctrica; sin embargo, para la inserción en órbita, se recurrirá a la propulsión química convencional. El viaje interplanetario durará seis años e incluirá complejas maniobras de sobrevuelo de la Luna, la Tierra y Venus, que conferirán a las naves el impulso gravitatorio necesario. La llegada a Mercurio se producirá en la segunda mitad de 2020.
Una vez en Mercurio, el principal riesgo para las naves está en las altas temperaturas, que en la superficie del planeta alcanzan los 470 grados centígrados. La intensidad de la radiación es diez veces superior a la que hay en la Tierra. Las naves deberán por tanto estar adecuadamente protegidas, por ejemplo con materiales cerámicos aislantes y con un sofisticado sistema de refrigeración para los instrumentos y la electrónica.
Paradójicamente, también es un reto la generación de energía con paneles solares: la eficiencia y la energía de las células fotovoltaicas se deteriora rápidamente a temperaturas extremas. De nuevo es necesario recurrir a materiales especiales para abordar el problema.
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