Los investigadores informaron de que, después de correr docenas de muestras de endulzantes artificiales disueltos en agua o té, su lengua podía identificar el endulzante utilizado con 100% de certeza.
La serie solo funciona colectivamente: ninguna salpicadura individual (cada una de ellas compuesta de un gel diminuto revestido con un pigmento que reacciona ante distintos endulzantes) detectó algún azúcar o sustituto de azúcar particular, según el director del estudio, Kenneth Suslick, profesor de Química de la Universidad de Illinois, en Urbana-Champaign.
“No es como una llave que únicamente cabe en una cerradura”, destacó Suslick. “Esa no es la forma en que funciona nuestra lengua, no es la forma de trabajar de nuestra nariz, y no es la forma en que funciona esta serie”, precisó.
Final amargo
La lengua humana también detecta lo salado, lo agrio, lo amargo y el sabor. Decir agrio es simplemente otra forma de decir ácido , destacó Suslick, característica que cualquier estudiante de química de preparatoria puede probar utilizando papel tornasol. El sabor (también llamado umami ) y lo salado ya pueden ser medidos con artefactos manuales sensibles a niveles de proteína y a iones de sodio y potasio.
La última dimensión gustativa que resta por ser descifrada es lo amargo, que en cierta forma sigue siendo un misterio. “Englobamos un montón de cosas en esa palabra”, destacó Suslick, cuyo estudio apareció en agosto en la revista Analytical Chemistry .
“Todavía no está claro cuáles son los receptores de lo amargo (en la lengua) y a qué responden”, precisó. Sin embargo, las últimas investigaciones de Suslick y sus colegas han ayudado a iSense (empresa en California) a desarrollar tecnología que puede percibir gases nocivos y ser utilizada por equipos de primer auxilio y personal militar.
Otras aplicaciones adicionales, precisó Suslick, incluyen cierto tipo de analizador de aliento que podría detectar bacterias dañinas y biomoléculas, que podrían advertir anticipadamente a la gente de enfermedades como neumonía y cáncer pulmonar.
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