Hace unos días publiqué la historia de un gran manabita dedicado a la ornitología, Francisco Roberto Sornoza Molina, al que se le atribuye el descubrimiento de tres nuevas especies de aves en el país: la Grallaria Ridgelyi, Doliornis Renseni y Glaucidium Parqueri, y ahora su hallazgo más reciente que lo catapulta nuevamente a la cima, como uno de los más conocidos biólogos a nivel mundial.
Me parece loable destacar la labor de este hombre, que como dije en mi anterior reporte, ha dejado en alto el nombre de Manabí en el campo de la ciencia.
El ornitólogo ha aportado en los últimos 22 años con investigaciones científicas al Museo Ecuatoriano de Ciencias Naturales (MECN), “tanto en el plano de ornitología, herpetología y mastozoología. He descubierto especímenes nuevos para la ciencia, para el país y muchos nuevos registros de distribución en las tres ramas de la biología antes mencionadas” aseguró.
Sornoza también ha apoyado mediante la Fundación de Conservación Jocotoco, durante 11 años, estudios herpetológicos en varias reservas al norte y sur del país. “Esa fue la razón por la que mis colegas de herpetología me otorgaron y me concedieron este inmenso honor de pasar a la historia mundial e inmortalizarme por siempre con la herpetofauna ecuatoriana”, expresó.
Sus estudios y esfuerzos a lo largo de su carrera lo llevaron a otro de sus grandes descubrimientos en la Fauna Herpetológica Mundial. Se trata de uno de los grupos más importantes de anfibios del género Teratohyla, a las que pertenecen las ranitas de cristal, llamadas así por el hecho de que su piel ventral o epidermis es completamente transparente, lo que permite ver todos sus órganos internos en pleno funcionamiento.
La nueva especie es endémica de Ecuador y fue denominada como Teratohyla sornozai, en honor a su descubridor. Es una rana arborícola (vive en los árboles) y fue encontrada en las provincias de Esmeraldas, Pichincha e Imbabura.
Pertenece a la familia Centrolenidae y es diagnosticada por tener el hocico protuberante en perfil lateral, la coloración dorsal verde uniforme en vida, el prepolex oculto, membranas extensas entre los dedos externos de las patas anteriores, dedos de las patas posteriores con membranas interdigitales completas y tamaño corporal pequeño.
Esta especie habita en los bosques siempre verdes no-estacionales y de tierras bajas en el noroccidente del país. Para el científico, es posible que la rana Teratohyla sornozai también sea encontrada en el futuro en Colombia, “ya que compartimos en gran medida las mismas especies y hábitat y la ranita de cristal se encuentra en la región de endemismo del Alto Chocó en el bosque de Pie Montano de las provincias antes mencionadas”, destacó.
Noticia publicada en La Hora (Ecuador)