La investigación dirigida por el doctor Samuel Aparicio, cuyos resultados fueron publicados en la revista científica Nature, fue llevada a cabo por la Agencia del Cáncer de Columbia Británica (oeste).
"Este evento marca un momento crucial en la comprensión de los orígenes del cáncer de seno y en el desarrollo de los tratamientos médicos especializados para nuestros pacientes", declaró en un comunicado el doctor Aparicio.
"La cantidad de posibilidades que nos ofrece para futuras investigaciones es considerable", indicó.
Para este descubrimiento, los científicos estudiaron la evolución sobre un período de nueve años de un tumor canceroso que representa el 10% de los cánceres de seno. Identificaron 32 mutaciones y a continuación buscaron determinar el número de anomalías presentes en el tumor de partida.
"El resultado fue sorprendente: sólo cinco de las 32 mutaciones estuvieron presentes en todas las células del tumor de origen, lo que las identificó como responsables del detonante de la enfermedad", detalló el equipo canadiense.
El estudio es aún más significativo dado que, "mientras que hicieron falta muchos años y muchísimo dinero para diseñar el primer genoma humano en 2001", este descubrimiento "sólo tomó unas semanas y tuvo un precio muy inferior", destacó el doctor Marco Marra, director de la Agencia del Cáncer de Columbia Británica.
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