En apenas cuatro horas, el magma del volcán Chaitén viajó cinco kilómetros desde sus profundidades hasta la superficie, lo que dio comienzo a la erupción volcánica más violenta de los últimos tiempos en Chile. Al menos así lo sostiene un estudio que publica hoy la prestigiosa revista científica Nature.
Según Jonathan Castro, del Institut de Science de la Terre, en Orleans, Francia, y Donald Dwingel, de la Universidad de Munich en Alemania, normalmente en toda fase eruptiva hay un período previo en que despierta el volcán y que corresponde al tiempo que toma al material del interior de la Tierra llegar a la superficie, lo que normalmente se prolonga por semanas o meses.
Pero este patrón fue quebrado, dicen, con la erupción del Chaitén, que arrojó un magma muy viscoso, conocido como riolito, en un muy corto tiempo, lo que de paso favoreció una mayor explosividad.
Para obtener datos como presión, temperatura y contenido de agua, analizaron depósitos de ceniza. Según Luis Lara, jefe del programa de riesgo volcánico del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin), los resultados del estudio ya fueron adelantados durante un encuentro de especialistas en San Francisco el año pasado y son muy interesantes ya que muestran que la velocidad de ascenso del magma, que ellos estiman es de 1,25 kilómetros por hora, es alta para lo que se sabe de los magmas compuestos por riolitos. "Con un grupo del Servicio Geológico de EE.UU. llegamos a conclusiones semejantes respecto del corto tiempo que le tomó al magma llegar a la superficie", cuenta.
Según Lara, esto "desafía la capacidad de los sistemas de vigilancia instrumental para detectar tempranamente la incubación del proceso". Los científicos europeos advierten en su trabajo que será necesario monitorear los volcanes que presentan magma de tipo riolítico, especialmente en regiones más pobladas, ya que podría presentarse nuevamente este tipo de erupciones sin previo aviso.
En cambio, los volcanólogo Hugo Moreno, del Observatorio Volcanológico de los Andes del Sur, y Alfredo Lahsen aseguran que el estudio no tomó en cuenta registros de sismicidad previa en la zona. Moreno detalla que dos a tres años antes de la erupción ya existen registros de microsismos en la zona, mientras que la sismicidad perceptible y de magnitud relevante se inició aproximadamente 48 horas antes de la erupción, que tuvo lugar a la medianoche del 1 de mayo de 2008. A su juicio, serán necesarios más estudios, que consideren otros factores más allá de la ceniza, para reforzar la hipótesis del trabajo de Nature respecto de la atípica velocidad de ascenso del magma en el Chaitén.
Noticia publicada en El Mercurio (Chile)