Las piezas fueron descubiertas en febrero, en un lugar cercano a Chos Malal y el sitio se ha transformado en uno de los más antiguos donde se ha comprobado presencia humana en esta parte del planeta.
Allí, el tiempo ha formado una duna donde yacen restos óseos humanos de 4000 años y distintas piezas arqueológicas que están bajo la lupa de investigadores de la dirección de Patrimonio de la subsecretaría de Cultura provincial y del Conicet, que financia la investigación.
Los entierros tienen unos 4.000 años y estaban en la parte superior de la pequeña montaña de arena, a tres metros de profundidad. Pero en niveles más antiguos, en un sector erosionado por el viento, los científicos detectaron un fogón donde incluso quedaron las marcas de las estacas con las cuales sujetaron alimentos sobre las llamas.
La sorpresa mayor llegó desde un laboratorio de Estados Unidos, adonde se enviaron motas de carbón y por AMS (Acelerador de Masas) se conoció la fecha en que quemó el fuego: hacen ya 8.153 años. La arqueóloga neuquina Claudia Della Negra explicó que en una cuadrícula encontraron huesos de animales quemados y rotos para extraerles el tuétano y poder datar.
Aparecieron también instrumentos de piedra "muy toscos" y restos de rudimentarias herramientas y cuentas con las que fabricaban collares. Los investigadores hallaron, además, el piso de "ocupación", una delgada capa de sedimento sobre la cual pisaron y un lugar donde alguna vez se sentaron pues, nítidas, quedaron las marcas de las posaderas del ignotos habitantes del norte patagónico.
La datación se hizo a partir del análisis de partículas de carbón que se hallaron en el fogón. "Ahora se están realizando nuevos análisis que nos confirmarán si estamos en esa misma antigüedad o, quizá más", se entusiasmó Della Negra al ser consultada por este diario. El estudio lo hace un laboratorio de Arizona (Estados Unidos) a través de (AMS) Acelerador de Masa por espectrometría.
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