El experimento sugiere que ratas que quedaron parapléjicas por habérseles seccionado fibras nerviosas, pueden volver a caminar sin haber intentado restaurar las fibras afectadas o restablecer el circuito nervioso que conecta la médula espinal con el cerebro. Esta experiencia podría ser beneficiosa para quienes sufren lesiones en la médula, según los investigadores.
“La médula espinal contiene circuitos nerviosos que pueden generar una actividad rítmica sin "input" del cerebro (sin influencia o información de este órgano), para activar los músculos de las patas traseras de una manera tal que se asemeja a la marcha”, explica el doctor Reggie Edgerton (Universidad de California, Los Ángeles), coautor del trabajo.
Los investigadores cortaron la médula espinal de ratas adultas y aplicaron impulsos eléctricos epidurales (entre las vértebras y la membrana externa del sistema nervioso) por debajo del corte, a la altura de las vértebras lumbares o las sacras. Además, suministraron a las ratas moléculas con efectos similares a la serotonina, una sustancia que actúa a nivel neurológico (neurotransmisor).
El movimiento de las cintas de correr sobre las que fueron colocadas, los impulsos y las moléculas absorbidas activaron directamente una red de neuronas y suscitaron un movimiento de marcha en las ratas. Luego de varias semanas de entrenamiento sobre la cinta de correr, las ratas recuperaron la capacidad de caminar soportando su propio peso, incluso en marcha atrás, lateral y a ritmo veloz. Pero fueron incapaces de caminar por iniciativa propia.
Esto significa que la médula espinal es “casi capaz de procesos cognitivos”, explica el profesor Grégoire Courtine, de la Universidad de Zúrich (Suiza) y coautor del artículo. La médula “puede comprender que el ambiente exterior cambia e interpretar esta información para modificar la manera de activar los músculos”, dijo Courtine a la AFP.
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