Los animales, que fueron fotografiados durante una serie de expediciones submarinas en 2005, habitan en la profundidad del océano glacial Ártico. Y las criaturas, que son las especies más comunes de ese lugar, eran totalmente desconocidas para la ciencia.
Un área de la zona, conocida como la cuenca canadiense, está totalmente aislada por crestas en la profundidad marina. Estas enormes barreras hacen que las especies queden separadas de otros animales de aguas profundas.
Sorpresas
En 2005, un equipo internacional de científicos, financiado principalmente por la Oficina de Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAAO) de Estados Unidos, condujo una serie de exploraciones submarinas utilizando un vehículo operado a control remoto (ROV).
Los detalles de sus hallazgos acaban de ser publicados en la revista Deep Sea Research Part II (Investigación de la Profundidad Marina Parte II). "Encontramos muchas sorpresas" dijo a la BBC el biólogo Kevin Raskoff, uno de los miembros del equipo. "Una de ellas fue la cantidad de medusas distintas y el tamaño de sus poblaciones".
"Algunos de los animales son bien conocidos porque también se encuentran en otros océanos. Pero también descubrimos varias nuevas especies que nunca antes se habían visto" agrega el científico. Tras varias expediciones a 3.000 metros de profundidad, el ROV logró filmar más de 50 tipos distintos de "animales gelatinosos" similares a medusas.
La mayoría de éstos eran Medusae, un tipo particular de medusas con forma de campana o disco.
Entre las otras de las criaturas había ctenóforos, un grupo poco común que parece una medida pero no son capaces de picar; sifonóforos, que en realidad son colonias o animales más pequeños que viven juntos en una estructura que parece como un animal único y más grande; y apendiculariáceos, criaturas parecidas al plancton que no están relacionadas a las medusas.
De todas las medusas observadas, dos especies eran las más comunes en la mayoría de los sitios visitados por el ROV. La primera era una especie llamada Sminthea arctica, que vive en profundidades que van de los 100 hasta los 2.100 metros. Esta medusa ya había sido registrada antes por otras expediciones científicas. Sin embargo, la segunda especie más común era totalmente desconocida para la ciencia.
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