La técnica, orquestada por un grupo de científicos de la Universidad de Oregon, ha logrado un importante hallazgo para frenar la transmisión de enfermedades mitocondriales, un grupo de patologías discapacitantes que se transmiten al feto a través de los óvulos maternos.
Al menos así lo adelantó la revista "Nature" en su último número, que explicó con todo lujo de detalles cómo los expertos del Oregon National Primates Research Center, con sede en Beaverton, realizaron un transplante de ADN entre óvulos de distintas madres de macacos para poner freno a las enfermedades hereditarias.
Para conocer los pormenores del asunto es necesario tener claros una serie de conceptos. En primer lugar, cada célula madre de un ser humano está compuesta por dos genomas: el nuclear, heredado a partes de iguales de nuestro padre y madre, y un segundo más pequeño, conocido como mitocondrial, que heredamos sólo de nuestra madre.
Es en este segundo genoma, el mitocondrial, donde si se produce alguna serie de mutación, el feto puede nacer con irregularidades y dicha enfermedad se transmitirá. Para frenar esto, han desarrollado una técnica que permite separar el ADN nuclear y el mitocondrial de un óvulo e instalar el primero en otro óvulo sano.
Aunque suene absurdo, para entender el procedimiento podríamos imaginarnos un huevo, donde la yema es el ADN nuclear y la clara el mitocondrial, es decir, el que alimenta energéticamente a la célula. En el caso llevado a cabo en el Oregon National Primates Research Center, la clara del huevo o el ADN mitocondrial del primer óvulo de macaco estaba defectuoso. Por eso, consiguieron separar la clara de la yema, o ADN nuclear, y transplantar esta última en un óvulo sano de otro macaco, donde la clara no sufría ningún problema.
Los embriones resultantes se transfirieron a los úteros de dos "madres de alquiler". Los dos primeros monos que nacieron, gemelos, fueron bautizados Mito y Tracker, por el pigmento Mitotracker utilizado en los experimentos. En un experimento posterior nacieron por el mismo procedimiento otros dos, bautizados Spindler y Spindly en referencia al nombre en inglés ("spindle") de la estructura genética por la que se dividen los cromosomas. Ninguno de los primates heredó ninguna malformación o dolencia genética.
Noticia publicada en El Correo Digital (España)