La clave, argumenta Andrew Newberg en su nuevo libro "How God Changes Your Brain" (Como Dios Cambia Tu Mente), yace en los efectos calmantes y de concentración que tienen sobre el cerebro la meditación o las plegarias intensas.
Controles cerebrales muestran que la meditación intensa altera nuestra materia gris, fortaleciendo regiones que concentran la mente y generan compasión, mientras calman aquellas ligadas al temor y el enojo.
Ya sea que quien medita crea en lo sobrenatural o sea un ateo que repite un mantra, indicó el experto, el resultado puede ser el mismo: un aumento de la compasión -que prácticamente todas las religiones enseñan- y una reducción de los sentimientos y emociones negativos.
"En esencia, cuando se piensa en las grandes incógnitas de la vida -ya sea religiosas, científicos o psicológicas-, el cerebro crecerá", señala Newberg, jefe del Centro de Espiritualidad y la Mente de la University of Pennsylvania.
"No importa si se trata de un cristiano o un judío, un musulmán o un hindú, un agnóstico o un ateo", puede leerse en el libro escrito junto con Mark Robert Waldman, terapeuta del centro.
En su oficina del hospital de la University of Pennsylvania, Newberg dijo a Reuters que la "neuroteología -que es el estudio del papel del cerebro en la creencia religiosa- está comenzando a arrojar luz sobre qué sucede en la cabeza de los creyentes cuando contemplan a Dios
La ciencia y la religión suelen considerarse opuestos, pero este médico y profesor de radiología, psicología y estudios religiosos no ve motivo para no investigarlos juntos. "Las dos fuerzas más poderosas en toda la historia de la humanidad han sido la religión y la ciencia", dijo el autor. "Estas son las dos cosas que nos ayudan a organizar nuestro mundo y a comprenderlo. ¿Por qué no intentar juntarlas para finalmente entender nuestro mundo de una forma más efectiva?", añadió Newberg.
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