“No sólo encontramos hielo de agua, según lo esperado, sino que la química y los minerales del suelo que observamos nos llevan a creer que este sitio tenía un clima más húmedo y más cálido en un pasado reciente -- en los últimos millones de años -- y que por tanto, podría ocurrir otra vez en el futuro,” comentaba el investigador principal Peter Smith de la Universidad de Arizona.
La evidencia de agua y potenciales nutrientes “implica que esta región habría podido cumplir previamente con los criterios para la habitabilidad” durante los cambiantes ciclos climáticos. La sorpresa más grande de la misión se encontraba un producto químico
multiusos llamado perclorato en el suelo marciano, lo que da un giro en la investigación de la química marciana. El perclorato es un gran atractor de agua en la tierra, alimento para algunos microorganismos y podría servir a los humanos para obtener oxígeno fácilmente que sirviera de combustible o para respirar.
Además, mezclado con el agua marciana puede permitir dotar de cierta humedad a la atmósfera marciana así como hacer que el agua permanezca líquida a las temperaturas superficiales marcianas.
Otra sorpresa de la Phoenix se encontraba en las nubes y en las precipitaciones de hielo mas similares a las que vemos en la Tierra de las que se preveían para Marte. Un instrumento canadiense detectó nieve precipitándose desde las nubes. Estas precipitaciones darían lugar a la acumulación de hielo en invierno sobre la superficie según las últimas investigaciones (todo un paisaje nevado).
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