Sin embargo, hasta ayer aún quedaban 2,8 millones de hogares que no han hecho la reconversión de formatos, de los cuales un buen porcentaje son latinos y negros, según Nielsen Co., que mide índices de sintonía.
Los que no se apresuraron a obtener el cupón de USD 40 de descuento que facilitó el Gobierno estadounidense para comprar el dispositivo que convierte la señal de analógica a digital, desde hoy no tienen servicio.
“Simplemente no tendrán señal”, afirmó Carlos Zamora, un técnico en electrónica y que en los días pasados tuvo mucho trabajo acudiendo a las casas de sus clientes a realizar el cambio de “la cajita”. “No es mágica, porque solo cambia la señal, y tampoco garantiza una buena recepción, para eso necesita una potente antena de techo”.
Durante los meses anteriores, los consumidores inundaron con preguntas la Internet. Querían saber si el fin de la era analógica implica solamente comprar otro televisor o también pagar el servicio de cable.
Roxana Danielson, en Oregon, no necesitó asesoría. Pasó por una tienda de equipos electrónicos y encontró un aparato que valía USD 5. Lo compró con la idea de que su hijo, que es un autodidacta en computadoras, le encontrara alguna utilidad.
“Resultó que lo que compré sin saber era una caja convertible de la señal de televisión y solo por USD 5. Volví a la tienda y compré para el resto de mi familia. No vemos mucha televisión, pero ya hicimos el cambio”.
En Nueva York, varios ciudadanos aseguraron que tienen servicio de cable y no necesitaron hacer cambios de última hora. “No necesito de cable ni de cajas convertibles. Me interesa el béisbol y los resultados los veo en mi iPhone o en mi computadora, la televisión no es mi prioridad” declaró Josh White. Ese es el comentario común entre la población de 18 y 34 años, para ese grupo la televisión no es la única fuente de entretenimiento.
Noticia publicada en El Comercio (Ecuador)