"La explosión de la vida en el Cámbrico continúa siendo una de las grandes incógnitas de la vida, junto al origen del hombre o del Universo. Es todo un misterio para los científicos, porque todavía no se sabe qué ocurrió o cuáles fueron las causas", apunta Eladio Liñán, director del grupo de investigación Murero de la Universidad de Zaragoza, refiriéndose al periodo de la explosión de la vida animal, que comenzó hace 542 millones de años y terminó hace 490 millones de años, que llevó consigo el mayor aumento de la biodiversidad que se produjo nunca en la historia de la Tierra.
Este investigador, centrado en el Cámbrico o primera etapa de la Era Primaria, apunta como posibles causas de que la biodiversidad se multiplicara por más de cien en un tiempo relativamente corto, las glaciaciones previas del periodo Precámbrico, similares a las ocurridas en el Cuaternario, la mejora climática o el aumento del oxígeno en la Atmósfera. “Hay controversia entre los científicos, algunos incluso han llegado a plantear que no existió esta etapa explosiva sino que la parición de la vida animal fue gradual y el aumento de fósiles en los estratos cámbricos debido a la adquisición de esqueleto por muchos animales, pero los fósiles de muchos yacimientos testimonian la existencia de esta etapa de radiación evolutiva”, apunta este científico, perteneciente a un numeroso equipo de investigación reconocido como consolidado por el Gobierno de Aragón: “Patrimonio y Museo Paleontológico”, dirigido por Enrique Villas.
Hallazgo en Murero de nuevos equinodermos
Este equipo acaba de publicar el hallazgo en Murero de unos nuevos equinodernos eocrinoideos, uno de los filos de animales invertebrados actuales que incluyen, entre otros, erizos y estrellas de mar, que poblaron los mares cámbricos desde hace 530 millones de años y hasta ahora se sabía muy poco sobre ellos. El artículo ha sido publicado en la revista internacional Acta Palaeontologica Polonica. Estos extraordinarios fósiles, presentaban una estructura anatómica única, aunque semejante a los crinoideos actuales. Este descubrimiento incluye el reconocimiento de dos especies distintas en un estado de conservación excelente: la nueva especie Gogia parsleyi representa el primer eocrinoideo descrito en el Cámbrico de Aragón y sus ejemplares proceden de la Formación Murero en el Parque Natural del Moncayo. Y la otra especie, Gogia sp, procede del famoso yacimiento de Murero.
Estos fósiles poseían un esqueleto interno formado por miles de placas débilmente ensambladas que fácilmente eran dispersadas por las corrientes submarinas, deshaciéndose finalmente el organismo. Por eso son tan raros en el registro fósil. Estos eocrinoideos de Murero vivían en fondos fangosos y para no hundirse se fijaban a trozos de mudas de trilobites. Los nuevos ejemplares podrán verse pronto expuestos en la Sala Lucas Mallada del Museo Paleontológico de la Universidad de Zaragoza. “Estos nuevos equinodernos son de los más antiguos encontrados en España. Ofrecerán mucha información sobre este tipo de organismos, porque su paleobiología aún no se conoce bien. Es la primera vez que se encuentran en este excepcional yacimiento y serán de gran ayuda para reconstruir cómo era la comunidad de organismos que poblaron los mares de Murero, y aportan nuevos datos sobre la explosión de diversidad del Cámbrico”, asegura Eladio Liñán.
Noticia completa en Aragón Investiga (España)