La erupción ocurrió en la provincia china de Emeishan (sudoeste) y lanzó un millón de kilómetros cúbicos de lava, indicaron paleontólogos de la Universidad de Leeds, en el Reino Unido.
Los científicos pudieron establecer el momento de la erupción debido a que ocurrió en aguas poco profundas donde la lava permanece aún como una capa de roca ígnea entre mantos sedimentarios que contienen restos fósiles de animales marinos.
La capa de roca que se fosilizó después de la erupción muestra la extinción de diferentes tipos de vida, lo cual vincula claramente esa actividad volcánica con una importante catástrofe ambiental, indicó el informe sobre el estudio.
El efecto global de la erupción también tuvo como origen la proximidad del volcán a aguas poco profundas que en colisión con la lava provocó una violenta explosión que liberó enormes cantidades de dióxido sulfúrico a la atmósfera.
«El encuentro del magma de baja viscosidad que fluye de forma acelerada al encuentro de las aguas bajas es como lanzar agua a una sartén candente...la explosión es espectacular y produce nubes gigantescas de vapor», señaló Paul Wignall, uno de los autores del informe.
Según los científicos, la inyección del dióxido sulfúrico en la atmósfera formó una nube que cubrió a todo el mundo, enfriando el planeta en un proceso que causó un torrente de lluvia ácida.
«La extinción abrupta de vida marina se puede ver claramente en el registro fósil y vincula las erupciones volcánicas con las extinciones masivas y una catástrofe ecológica», señaló Wignall.
Noticia publicada en La Voz de Galicia (España)