Lockheed y unas cuantas compañías más están intentando convertir la energía termal del océano, que aprovecha la diferencia de temperatura entre la superficie caliente y sus heladas profundidades para generar electricidad. Los expertos dicen que las aguas templadas de Hawai y Puerto Rico, así como las bases militares cercanas a EEUU en islas como Diego García, en el Océano Índico, o Guam, en el Pacífico, serían buenos emplazamientos para desarrollar este tipo de energía.
Hawai y muchas otras islas dependen del petróleo importado para generar la mayor parte de su electricidad, que es cara y las subidas del año pasado en los precios del petróleo han reforzado su búsqueda de alternativas locales.
“Las oscilaciones del petróleo afectan mucho a las islas”, dice Theodore Peck, un administrador de energía en el departamento del estado de empresas, desarrollo económico y turismo. Generar energía de las variaciones de temperatura del océano, añade, “sería algo natural en los archipiélagos”.
La Marina norteamericana también está interesada en la tecnología y en los próximos meses planea conceder un contrato para explorarlo, según Whit DeLoach, un portavoz de la Naval Facilities Engineering Command. Hasta el año pasado, dijo, la Marina había gastado ligeramente más de un millón de dólares para investigar la tecnología para Diego García.
Tuberías y turbinas
En la estrategia que Lockheed está adoptando (junto con otra compañía, Makai Ocean Engineering), el agua de la superficie del océano se utiliza para calentar un líquido presurizado, normalmente amoniaco, que hierve a temperatura ligeramente inferior que el agua del mar caliente. Este líquido se convierte en gas, que mueve el generador de la turbina. Después se bombea agua fría desde las profundidades del océano a través de una tubería gigante para condensar el gas otra vez en forma de líquido, y el ciclo se repite.
Una ventaja importante de este método de producir energía es que podría funcionar todo el tiempo, a diferencia de las plantas solares, que no funcionan de noche, o las turbinas eólicas, que paran en condiciones de calma.
Pero la tecnología es cara y sólo puede funcionar en algunos sitios, como los trópicos, donde hay una gran diferencia entre la temperatura de las distintas capas del océano. Esto excluye muchos centros de población importantes, aunque los partidarios esperan que Florida y la Costa del Golfo también puedan estar entre sus mercados. (Se están explorando otros tipos de energía oceánica que aprovechan las mareas y las olas).
Mientras tanto, Lockheed está desarrollando una tubería de agua fría de prueba que tendrá 4 metros de diámetro y 12 metros de longitud, en un laboratorio en Sunnyvale, California. El año pasado, la gobernadora Linda Lingle de Hawai anunció una sociedad entre la Lockheed y el Industrial Technology Research Institute en Taiwán para construir una planta de prueba en Hawai.
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