El cráter comenzó su actividad a principios de abril con la expulsión de lava, piedras incandescentes y columnas de humo negro de más de un kilómetro de largo, y los expertos han llegado a contabilizar al menos 230 movimientos telúricos en un sólo día desde entonces.
El Centro de Mitigación de Desastres Volcánicos y Geológicos del país situó la peligrosidad en el grado III, el segundo mayor en una escala de cuatro y que implica un "intenso incremento de la actividad sísmica", "cambios visuales obvios" y la posibilidad de que, de seguir así, "una erupción sea posible en menos de dos semanas".
La alerta III se aplicó el 24 de abril después de que el volcán tuviese 175 erupciones, 23 seísmos volcánicos y 87 temblores en un día, pero luego los vulcanólogos rebajaron la alarma.
La última erupción importante de Anak Krakatoa sucedió en junio de 1994 y murió un turista estadounidense.
Este volcán se formó tras la explosión del Krakatoa el 27 de agosto de 1883, que fue tan violenta que se escuchó en Australia, a casi 4.000 kilómetros de distancia, y causó la muerte a más de 36.000 personas, tanto por la lava y los corrimientos de tierra como por las olas gigantes de 36 metros de altura que arrasaron las áreas costeras más próximas.
Indonesia, que se asienta sobre el llamado Anillo de Fuego del Pacífico, un área de gran actividad sísmica y volcánica, alberga más de 400 volcanes, de los que al menos 129 continúan activos y 65 están calificados como peligrosos.
Noticia publicada en ADN (España)