Los investigadores de la Universidad y la estación de experimentación agrícola de Okayama llegaron a esta conclusión tras analizar el comportamiento de algunos escarabajos rojos de la harina cuando son atacados por una araña saltarina Hasarius adansoni.
La tasa de supervivencia del escarabajo es mayor si, en vez de estar solo, al lado hay un congénere que no finge o un insecto de otra especie, "lo que confirma la hipótesis de la presa egoísta", señalan. El trabajo de estos investigadores aparece publicado en Proceedings of the Royal Society B.
"Nuestros resultados sugieren que la inmovilidad durante el ataque de una araña es egoísta. Las presas que fingen estar muertas aumentan sus posibilidades de sobrevivir a expensas de vecinos más móviles", afirman.
Hasta ahora, había cinco hipótesis para explicar la llamada "inmovilidad tónica", el estado de parálisis que afecta a muchas especies, incluyendo a los humanos, cuando son amenazadas. Estas son: pasar desapercibido y camuflarse con el entorno, adoptar una postura para aparecer más grande y amenazante, enfriar el interés del depredador que prefiere una presa en movimiento, y hacerse el muerto y por tanto ser un posible transmisor de enfermedad.
En sus experimentos con el escarabajo de la harina, los científicos japoneses desecharon la quinta hipótesis, según la cual la presa estaría enviando al depredador una "señal química de alarma" de que es incomestible.
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