Los científicos Anna Abraham e Yves von Cramon, del Instituto Max Planck de Alemania han conseguido identificar en el cerebro humano los circuitos neuronales que nos hacen distinguir la realidad de la ficción.
Según se explica en la revista Physorg, las investigaciones realizadas por Abraham y Cramon apuntan a que somos capaces de distinguir entre personas reales, como George Bush, y personajes de ficción, como Cenicienta, en parte gracias al grado de relevancia que damos a uno u otro.
Distinguir fantasía de realidad
La mayoría de la gente puede diferenciar de forma inmediata la realidad de la fantasía. Por ejemplo, sabemos que los personajes de las películas son ficticios, mientras comprendemos que los personajes históricos existieron alguna vez, aunque jamás los hayamos visto.
Por muy obvia que nos parezca la distinción, hasta ahora se sabía muy poco de los mecanismos cerebrales responsables de esta capacidad humana que, tal y como explican los científicos en un artículo aparecido en la revista PLOSone, tenemos desde muy pronto. De hecho, a los cinco años de edad, los niños ya poseen una intrincada comprensión de la diferencia entre ficción y realidad.
Recientemente, explican los investigadores, el primer estudio con neuroimágenes sobre este tema reveló que la mera exposición a contextos en los que había implicadas entidades reales, comparada con la exposición a contextos con personajes ficticios, propiciaba la activación de determinadas regiones del cerebro, concretamente, la corteza prefrontal media y la corteza cingulada posterior.
Ya se sabía, además, que estas dos áreas del cerebro están implicadas en la recuperación de recuerdos autobiográficos y en el pensamiento auto-referencial, por lo que Abraham y Cramon lanzaron la hipótesis de que las entidades reales podrían ser codificadas conceptualmente como más personalmente revelantes para el observador, que los personajes de ficción.
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