Sus resultados muestran que los niños pequeños son especialmente vulnerables a las mordeduras de perro, y pueden sufrir lesiones especialmente graves en la cabeza y cuello, y que existe una correlación entre los casos de ataques caninos y la subida de temperaturas.
"El perro es el mejor amigo del hombre, pero podría ser el peor compañero del niño" según afirma Philomena M. Behar, profesora de Otolaringología y autora del estudio." los niños no entienden la necesidad de tomar distancia sobre el peligro. Pueden ser vistos como presas, especialmente cuando corretean, pero habitualmente no pueden huir del ataque de un perro o defenderse del mismo".
El estudio aparece en el número de marzo de la revista "Otolaryngology-Head and Neck Surgery". Los autores revisaron los casos de 84 niños menores de 19 años que fueron tratados de mordeduras de perro en un hospital de Buffalo entre 1999 y 2007.
Los resultados muestran que la edad media de los niños heridos era de tan sólo seis años. Un tercio de las mordeduras se produjeron en las mejillas, un 21 por ciento en los labios y un 8 por ciento en la nariz y las orejas. Un 64 por ciento de los pacientes sufrieron más de una herida facial y el 40 por ciento requierió de cirugía plástica.
Otra conclusión del estudio es que los ataques se incrementaban cuando hacía calor, asi como que el mismo perro de la familia estaba relacionado con un 27 por ciento de los casos. El Pitt Bull fue la raza con más casos de mordeduras, según información de Science Daily.
Noticia publicada en Europa Press (España)