Investigadores de la Universidad Macquarie, de Australia, descubrieron que esas aves prefieren aparearse con machos con la cabeza de su mismo color, porque ese cruce es más ventajoso desde el punto de vista genético.
Pero cuando copulan con sus congéneres cuya cabeza es de una coloración distinta, entonces las futuras madres elijen el sexo de sus crías, con el propósito de que puedan vivir más tiempo, escribieron los expertos en la revista.
Los hijos de padres con cabezas de colores diferentes entre los gorriones Gould tienden a ser más débiles, principalmente si son hembras, por lo que las madres equilibran esa situación teniendo más machos.
El equipo australiano dirigido por la bióloga Sarah Pryke halló que en ese caso, el 70 por ciento de las crías son machos.
"Es increíble pensar que la hembra tiene tanto control, aunque sea de manera inconsciente, sobre la fisiología básica", escribió la científica en la publicación.
Todavía es un misterio cómo esas aves seleccionan el sexo, pero los investigadores sospechan que en ello están involucradas las hormonas.
Noticia publicada en Madrid Digital (España)