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De esta forma, aprovecha grandes volúmenes de restos de naranja y aceite, que son perniciosos para el entorno natural. A este entorno “son arrojados en escombreras y lugares diversos, produciendo la correspondiente fermentación, que da lugar al propio reventado de la escombrera cuando es cerrada, genera olores indeseables y puede derivar en expedientes de Medio Ambiente con sanciones”, explica Felipe Silvela, consejero de la firma. 

La empresa también fabrica escualeno vegetal, procedente de los ácidos grasos del aceite de oliva; y escualeno animal, que proviene del aceite de hígado de escualo (tiburón). Estos ingredientes se utilizan en cosméticos, medicinas y productos energéticos. Según la Organización Mundial de la Salud, este ingrediente se añade a las vacunas para mejorar la respuesta inmunitaria. En otro ámbito, el escualeno también lo utiliza, por ejemplo, la firma cosmética L"oreal en muchos de sus productos "porque produce un efecto hidratante sobre la piel”, asegura el consejero de GlobaLab.
 
Incluso esta materia prima puede prevenir el daño del radical libre que causa la avería del colágeno y de la elastina, elementos básicos para mantener la piel en buenas condiciones. También se ha sabido que puede revelar los síntomas relacionados con el eczema y la psoriasis. “El único problema es que nuestros cuerpos no pueden producir escualeno en altas cantidades”, explica Silvela.

En este sentido, la entidad cordobesa persigue generar valor añadido para estos subproductos (cáscara de naranja y ácidos grasos del aceite), obteniendo materias primas para las citadas industrias, "con la intención de diferenciarse de la competencia y convertir este problema en una oportunidad de negocio", afirma Felipe Silvela, consejero de la sociedad.

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