Aquella idea de que la pareja –de forma más notable, la mujer– irremediablemente sufría y se deprimía tras la partida de los hijos (un fenómeno conocido en psicología como el síndrome del nido vacío) ha sido mal interpretada durante los últimos años, indican los investigadores.
La principal razón de esta mayor “satisfacción marital” (como la califica científicamente el estudio) se debe a que, en la gran mayoría de los casos, las parejas han criado personas exitosas, entendiéndolas como hijos felices que han encontrado en su independencia parte de las características necesarias para construir su propio plan de vida, sea o no con un matrimonio.
Así, los matrimonios ven en la realización de sus propios hijos la mejor prueba de que han hecho bien su trabajo de crianza de tantos años.
En segundo lugar, todas las mujeres analizadas aceptaron que, durante la niñez, adolescencia y juventud de sus hijos, se tomaron gran cantidad de decisiones que potenciaron los altercados con la pareja, algunos de los cuales fácilmente terminaban en discusiones.
La investigación, encabezada por la psicóloga Sara Gorchoff, de la Universidad de California en Berkeley, se realizó con mujeres que vieron partir a sus hijos cuando ellas tenían entre 43 y 61 años.
Solo las mujeres entre los 43 y los 45 dijeron estar más satisfechas cuando había hijos en su misma vivienda. Las mujeres con 61 años mostraron el mismo grado de satisfacción teniendo o no hijos viviendo con ellas.
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