Iannelli, profesor de Teoría de las Funciones de la Universidad de Trento, ha explicado a Efe que, no obstante, y gracias a la alerta generada hace unos años por la propagación de este virus aviar, y ante el temor de una mutación que pudiera contagiar a los humanos, las autoridades sanitarias de muchos países han desarrollado protocolos de actuación que tienen en cuenta algoritmos y ecuaciones matemáticas que ayudarían a controlar la epidemia.
Así, un equipo de científicos dirigidos por el propio Iannelli ha elaborado un "modelo realista" para describir cómo se produciría la propagación de una eventual epidemia en Italia.
El planteamiento partía de que una persona infectada llegase por avión a Milán o Roma, los dos aeropuertos transalpinos más grandes, y teniendo en cuenta además la demografía italiana y cómo se mueven sus habitantes por el territorio.
Sin una actuación sanitaria adecuada, la epidemia podría llegar a afectar en cinco meses al 34% de la población, "casi 20 millones de personas" en el caso de Italia, señala este profesor, quien asegura que la aplicación de medidas de intervención urgentes reducirían esta tasa hasta el 5% de infectados.
Detectado el primer caso, y para atajar la expansión del brote, sería necesario el uso de vacunas prepandémicas (aquellas elaboradas a través de virus genéticamente parecidos), a lo que deberían seguir medidas de control de la población: cuarentenas, cierre de escuelas, oficinas públicas no esenciales o espacios como cines y teatros.
Una vez conocido el virus causante de la variante humana de esa infección, Iannelli -que esta semana ha ofrecido una conferencia en el CosmoCaixa sobre "Enfermedades infecciosas y matemáticas"- calcula que se tardarían unas doce semanas, un plazo no exacto, en elaborar la vacuna, que requeriría además un tiempo extra para ser distribuida entre toda la población.
El matemático subraya que tras la "alarma" generado por el brote producido en Hong Kong en 2003, con la muerte de varias personas por la gripe producida por la cepa H5N1, muchos estados tienen contratos con las farmacéuticas para la elaboración y suministro de vacunas en el momento en que fueran necesarias, aunque primero habría que detectar la mutación.
Para sus proyecciones, el grupo de científicos italianos ha tenido en cuenta la "agresividad" de otros brotes de gripe devastadores, como la mal llamada española (1918-1920) o el brote asiático (1957), pensando que la mutación de la aviar se podría comportar de una forma parecida, aunque también han tenido en cuenta los datos de las epidemias estacionales.
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